Antonio Herraiz: "El Gobierno está en situación de fragilidad y lo mejor es inflar la oferta de empleo público

Antonio Herráiz

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Los efectos de la quinta ola no solo se están notando en los hospitales o en los centros de salud. También en el turismo. Primero fue Reino Unido, que nos colocó en un semáforo en ámbar que determinaba que no éramos un país seguro para el gobierno británico. Aunque allí tuvieran peores datos, imponían cuarentena a los británicos que viajaran a España, cuarentena que tenían que cumplir a la vuelta. Luego fue Francia, con una recomendación clara de no viajar a España. Y ahora es Alemania. Aquí no hay que pasar por alto un elemento importante. Son países que como el nuestro, también han estado cerrados durante buena parte de la pandemia. Y con estos mensajes, con estas restricciones, lo que tratan es salvar, en parte, su turismo. Los alemanes se quedan allí y gastan el dinero allí.

Está claro que el nuestro se ve afectado. Y hoy nos hemos fijado en Mallorca, una isla cuyo negocio turístico se nutre en buena medida de los extranjeros. Los alemanes que viajen desde hoy a nuestro país, si no tienen la pauta completa de vacunación, tendrán que guardar cuarentena al volver a Alemania. Y esto, lógicamente, no todos los turistas se lo pueden permitir y está provocando cancelaciones. María Magdalena García tiene una peluquería alemana en Mallorca. Sus clientes son mayoritariamente alemanes y ve esta nueva restricción como una piedra más en el camino: “Los viernes y los sábados siempre estaba bastante transitado y este viernes ya lo notamos que empieza a bajar”.

Y en medio de esta quinta ola, a las puertas del mes de agosto, el consejo de ministros ha aprobado hoy una oferta de empleo público que supera con creces el planteamiento inicial, también la

que se ha hecho en los últimos años. No lo han negociado con los sindicatos, pero sacarán más de 30.400 plazas.

Dos de los organismos que más carencias han evidenciado durante la pandemia, el SEPE y la Seguridad Social, en principio no van a tener refuerzo que habían pedido los sindicatos. El Gobierno lo vende como un logro. Y es marca de la casa. En momentos de fragilidad, nada mejor que inflar la oferta de empleo público, para contentar al personal.