Antonio Herraiz: "¿Dónde se han escondido todos los que apoyaron la moción de censura contra Rajoy?"
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Muy buenos días. Desde las seis te venimos acompañando en 'La Mañana Fin de Semana' de COPE. Es 3 de marzo y por delante tenemos una jornada muy parecida a la de ayer. Con lluvia, con frío y con nieve. Si vives en Sevilla o en Murcia, pues no. Pero en Ávila, en Burgos, en Salamanca, ha llegado por fin el invierno de verdad, aunque ya en sus últimos coletazos, y ha cubierto estas capitales de blanco.
José Luis Ábalos, el nombre de la semana
Hoy cerramos una semana que empezó con un claro protagonista. José Luis Ábalos, al que su partido, al que ha estado afiliado 43 años, le ha dejado solo. Ha sido ministro, ha sido secretario de organización, pieza clave en la campaña de Sánchez para asaltar de nuevo la secretaría general de su partido en 2017, y ahora en el gallinero del Congreso como diputado del Grupo Mixto.
Desde su partido intentaron que dejara el escaño, pero se ha mantenido firme y con un argumento directo. Quiere seguir siendo diputado y mantener el aforamiento como parte de su estrategia de defensa. Y esto lo único que hace es dilatar su posible investigación, es decir, su imputación.
Porque la instrucción de la Audiencia Nacional, los informes de la UCO de la Guardia Civil incluidos en el sumario, le sitúan como mediador de la trama corrupta. Sin su impulso, ni Koldo ni el resto de la banda habrían llegado donde llegaron. Sin el paraguas del exministro, la red de mordidas jamás habría sido capaz de facturar a las administraciones en manos del PSOE cerca de 55 millones de euros. Así que todo apunta a que, más tarde o más temprano, el juez instructor tendrá que llamar al Supremo y enviar una exposición razonada con todos los indicios que acumula contra Ábalos.
Antes deberá contarse con un permiso del Congreso de los Diputados para poder investigarle. Esto es lo que se denomina como suplicatorio.
Martes: la 'última' oportunidad de Francina Armengol
La semana empezó con Ábalos como protagonista y se cierra con el foco en otra compañera de su partido que es la tercera autoridad del Estado. La indignadísima es Francina Armengol, presidenta del Congreso, y salpicada por el caso durante su etapa al frente del Gobierno de Baleares.
Compró a la trama de los koldos mascarillas que no servían, que eran fakes, que no protegían a nadie, y les pagó 3.700.000 euros. En tres años no le reclamó el dinero a pesar de que el material sanitario estaba apilado en un almacén. ¿En tres años no tuvo tiempo Armengol para indignarse a pesar de que fue consciente de que le habían tangado? ¿Por qué no dio ese paso? ¿Por qué les pagó a toda prisa el pedido, cosa que no hacía ni con autónomos ni con otras empresas?
La lista de interrogantes para la indignadísima es larga, muy larga. Y ya no solo tiene que responder en España. También en Bruselas, porque cargó esas mascarillas inservibles a cuenta de los fondos europeos.
Y lo de que es una persecución del PP no cuela. Que los Gobiernos de Page, en Castilla-La Mancha, el de Lambán, en Aragón, o el de Adrián Barbón en Asturias, los tres socialistas, rechazaran hacer negocio con la empresa del asesor de Ábalos señalan de forma indirecta a Francina Armengol. O se la colaron o se dejó que se la colaran gracias a la intermediación de José Luis Ábalos.
En el PP van más allá y Alberto Núñez Feijóo mira directamente a Pedro Sánchez y a buena parte de su Gobierno.
El martes volveremos a ver a Francina Armengol, porque preside la reunión conjunta tanto de la mesa del Congreso como la del Senado. Ahí tendrá una oportunidad magnífica para, además de mostrarse indignada, indignadísima, estoy, responder a todos los interrogantes que la acorralan.
¿Dónde se han escondido todos los que apoyaron la moción de censura contra Rajoy para acabar con la corrupción?
Por cierto, el caso Ábalos no solo está retratando al Gobierno y al PSOE. Lo de sus socios, tanto en el Ejecutivo como en el Parlamento, es para analizar con detenimiento. Las Yolandas, los Rufianes, los Puigdemones… ¿Dónde están? ¿Dónde se han escondido todos los que apoyaron la moción de censura contra Rajoy, supuestamente, para acabar con la corrupción? Luchadoras de causas perdidas como Ione Belarra, mira, aquí esta vez no ha activado el muñeco el ventrílocuo Pablo
Iglesias. ¿Y Aitor Esteban? ¿Qué pasa con el siempre digno PNV? Ah, claro, que dentro de 7 domingos hay elecciones en el País Vasco. No sea que toque volver a pactar con el PSOE y si nos ponemos ahora estupendos se rompe después la baraja.
Esto tiene un nombre. Cinismo, oportunismo, pero también complicidad. Vamos a pensar, por un momento, que lo de las mordidas y lo de las mascarillas fake pasa, no sé, en Andalucía, por no recurrir siempre a la comparativa con la Comunidad de Madrid. Que Juan Manuel Moreno, su Gobierno, firma un contrato por valor de 3 millones 700.000 euros y todo el material lo tiene que tirar porque es inservible.
O lo lleva a un almacén para ver qué hacen. Y durante tres años no reclama al que se lo ha vendido absolutamente nada, porque venía recomendado por un dirigente de su partido.
Si lo que ha pasado en Baleares hubiera ocurrido en Andalucía, el Palacio de San Telmo estaría en llamas. Protestas en las calles día tras otro. Y los Rufianes y Puigdemontes, o esta tan locuaz Miriam Nogueras cargarían con todo tipo de tópicos.
Pero no. La corrupción acecha a su socio parlamentario. Con el que tienen que pactar la amnistía. Las mordidas se las han llevado compañeros de los que les tienen que limpiar su historial delictivo. Y por eso callan. También Yolanda Díaz, que tiene proyectos mucho más interesantes en los que ocuparse, antes de clamar contra la corrupción de los Koldos bajo el paraguas de las administraciones del PSOE.
La líder de Sumar cree que puede sacar más rédito visitando Gaza, apoyando la causa palestina, aunque eso abra un conflicto internacional entre España e Israel. El oportunismo siempre por encima.
Todo listo para la amnistía
El bloqueo en Moncloa es total, lo de Ábalos les mantiene noqueados y se agarran a la aministía. Después de que Junts les dejara en evidencia en enero en el primer match ball para la aprobación de esta polémica ley, ahora esperan poder sacarla adelante esta misma semana.
Entre Koldos, Ábalos y Armengolas, la maquinaria del PSOE ha seguido negociando con los separatistas. Ayer uno de los más cercanos a los indepes, Jaume Asens, de los Comunes, es decir, de Sumar, aseguró con mucha rotundidad que el pacto entre Sánchez y Puigdemont es inminente. Esto sería el gran flotador para que Pedro Sánchez continúe flotando en una legislatura que ha empezado coja. Y lo siguiente sería la ley de presupuestos dentro de unos meses.
Todo esto no sale gratis, ni se acabará con la amnistía. Puigdemont y los independentistas son insaciables y van a continuar apretando las tuercas, viendo que Sánchez acepta todo lo que le piden. Y lo siguiente será exigirle que termine por extender sus tentáculos a todo el poder judicial. Hasta que eso ocurra, Puigdemont, sigue agarrándose al victimismo habitual.
Confrontación, unilateralidad... Pues menos mal que Sánchez ha conseguido apaciguar a los separatistas. Y esto no ha hecho más que empezar a pesar de pisotear la Constitución para amnistiar a los que intentaron dar el golpe en 2017.