Antonio Herráiz: "Muchos de los que miraron hacia otro lado en este atentado, hoy están en las instituciones"
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Hoy te hablo de Alberto. Es un sevillano de 28 años. Los más jóvenes, que no conocen la historia de Alberto, igual se interesaron por ella tras un zasca antológico que le dio a Gabriel Rufián. Aquello fue el 5 de enero. El diputado de Ezquerra trataba de exprimir una solidaridad, como siempre en él, muy mal entendida. Hablaba de salvajes, de carceleros, porque nueve personas, él dice que secuestradas, no iban a ver a sus hijos abrir los regalos de Reyes. Se refería Rufián a los nueve independentistas procesados y la respuesta de Alberto, este joven sevillano, fue clara: “Yo llevo desde los 7 años sin abrir los regalos de Reyes con mis padres porque sus amigos de ETA decidieron que lo mejor para el conflicto vasco era asesinar a un político de Sevilla y a su mujer, sólo porque eran del PP. A tí si que te querría ver yo sin tu escaño, valiente”.
Alberto habla con toda la propiedad. Es el hijo de Alberto Jiménez Becerril y Ascensión García. Justo hoy, un 30 de enero de 1998 fueron asesinados a escaso metros de la Giralda. Dejaron huérfanos a sus tres hijos de nueve, siete y cinco años. Han pasado 21 años y la banda ETA ha sido derrotada, policialmente y políticamente. Sin embargo, muchos de los que entonces miraron hacia otro lado, o de los que incluso aplaudieron este y el resto de atentados, hoy están en las instituciones. O ellos, o sus sucesores. Por eso conviene rendir un homenaje permanente a las víctimas del terrorismo para que los herederos políticos de ETA o los que pactan con ellos no consigan blanquear la historia. Y zascas como el de Alberto a Gabriel Rufián evitan con sobrados argumentos ese blanqueo.