Antonio Herráiz: "Nunca antes se había escuchado de forma tan rotunda la voz de esa España vacía"

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Hoy en la sierra de Albarracín de Teruel, en las Tierras Altas de Soria, en el señorío de Molina de Aragón, en las alcarrias de Cuenca y Guadalajara, aparentemente, el día trascurre igual que ayer. Calles sin ruido, pueblos sin apenas niños y una tranquilidad extrema.

Hoy el día ha amanecido igual que ayer, y de forma similar a como lo hará mañana martes, pero hay algo que ha cambiado. Nunca antes se había escuchado de forma tan rotunda la voz de esa España vacía que la desidia de los que mandan se ha encargado de vaciar.

Ayer vimos muchos ministros y muchos responsables políticos en la manifestación de Madrid. No deja de ser una contradicción, algo así como “los perros contra las escopetas”. Si el problema no fuera tan serio, no deja de tener guasa que los que han sido incapaces de poner freno a la despoblación, se manifiesten ahora. Probablemente, no se vuelvan a acordar de los pueblos que agonizan hasta dentro de cuatro años.

Pero no vamos a perdernos. Nos vamos a quedar con ese grito urgente. Si no se invierte en comunicaciones terrestres y digitales, si no se incentiva fiscalmente a las gentes de la Serranía celtibérica y de otras zonas despobladas, y si no se garantiza su seguridad, dentro de no tanto tiempo no quedará nadie en muchos pueblos que permanecen en el olvido. Urge hacerlo hoy porque mañana será tarde.

Y quédense con esto. Al margen de los políticos, los que se manifestaron ayer no piden ser más que nadie, pero tampoco menos. No sé si fueron 50, 70 o 100.000. Hubo mucha gente. ¿Y se han dado cuenta de que no se registró ningún incidente?