Herraiz, sobre las nucleares: "En España es tabú, ninguno de los dos grandes partidos ha querido mojarse"

Ya puedes escuchar y leer el monólogo de Antonio Herraiz de este domingo 16 de abril de 2023

Antonio Herráiz

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9 min lectura

Buenos días. En La Mañana Fin de Semana de COPE venimos encarando desde las 6 este domingo en el que ya te hemos contado que tampoco va a llover. Luego te hablo de las perspectivas para los próximos diez días, aunque ya te adelanto que la previsión no es optimista.

El día viene marcado por una decisión que, para entenderla bien, hay que desprenderse de la demagogia que le suele acompañar. En Alemania, han cerrado las tres últimas centrales nucleares que seguían operando en el país. Esto hay algunos que se lo achacan exclusivamente al actual gobierno, esa coalición semáforo en la que Olaf Sholz depende de los verdes además de los liberales. Y no es así.

Fue en 2011 cuando la entonces canciller alemana, Ángela Merkel, dio un giro de 180 grados a su política energética planteando un calendario de cierre para todos los reactores que seguían operando en el país. La catástrofe de la central japonesa de Fukushima y la presión del lobby ecologista, liderando una manifestación en la que participaron más de 250.000 personas hicieron a Merkel cambiar de rumbo.

Y el plan era claro: en 2022 no tenía que quedar ninguna central nuclear conectada a la red eléctrica en Alemania. Se ha retradado unos meses por la crisis energética pero Hhy domingo, en Alemania, ya no queda ninguna nuclear funcionando tras el cierre de las últimas tres plantas.

REACTIVAR EL CARBÓN

Y ahora llega la demagogia. Porque los más furibundos antinucleares son los primeros que se indignan cuando sube la factura de la luz porque la producción de energía con otras fuentes es más cara. Y son los mismos que aplauden estos cierres cuando, sin ir más lejos, en Alemania, en agosto del año pasado, viendo la que se les venía encima, tuvieron que reactivar 27 centrales de carbón.

Esta última cruzada antinuclear llega después de un otoño invierno en el que una de las expresiones que más hemos utilizado es el de crisis energética. Viene después de que la industria y también los hogares hayan visto cómo se disparaba la factura de electricidad y de gas por la gran dependencia de Rusia. Y llega sin que en el conjunto de la Unión Europea hayan sido capaces de fijar una postura común respecto a las nucleares.

Es verdad que tanto la comisión como el parlamento europeo, el año pasado, en sendas decisiones, determinó que tanto el gas como la nuclear son consideradas como energías verdes. ¿Con qué argumentos? 1. Las centrales nucleares no generan CO2. Además tienen una gran capacidad de generación. Y 3. La tecnología ha avanzado muchísimo y el almacenamiento de los residuos radiacivos que generan tiene todos los estándares de seguridad.

Pero en el conjunto de Europa vemos decisiones de todo tipo. Mientras que en Alemania han echado el cierre definitivo, en Francia han anunciado esta misma semana que van a aumentar la producción en sus 56 plantas nucleares.

¿Y en España qué?

Pues desde 1983 ha sido un tema prácticamente tabú. Ese año Felipe González impuso lo que se denominó la moratoria nuclear, se bloquearon todos los proyectos que había en marcha y casi casi hasta hoy. Por Moncloa ha pasado el PP, sin mover ficha y el PSOE, tampoco. Ninguno de los dos grandes partidos ha querido mojarse. Y en España el cierre progresivo de las centrales va a seguir en 2027 con la clausura del primer reactor de Almaraz, en Cáceres, y terminará en 2035 con el apagón nuclear total tras la parada de la planta de Trillo, en Guadalajara, que será la última. Continuará así el camino que abrió la central nuclear de Zorita y la de Garoña en Burgos.

A día de hoy, el Gobierno no se plantea el cambio del calendario ni un aumento de la vida de las centrales nucleares a pesar de la crisis energética que hemos sufrido en los últimos meses. Y lo hace en contra de la opinión de la mayoría de los alcaldes de los municipios situados en el entorno de estas instalaciones. Les pueden preguntar. Yo lo he hecho. Y da igual su color político, porque hay alcaldes del PSOE, como el de Almaraz, del PP, como el de Trillo, o de Ciudadanos, como el de Cofrentes, en Valencia. Incluso alcaldes de partidos separatistas en Cataluña están a favor de la planta nuclear que hay en su comarca y que tantos beneficios económicos les reporta.

Pedro Sánchez y su ministra Ribera no van a dar ningún paso en lo que queda de legislatura, pero si hay cambio en Moncloa todavía habría tiempo de revertir ese plan, esa hoja de cierre de centrales nucleares en España. Otra cuestión bien distinta es que el PP quiera, que en este asunto sigue sin manifestar una posición clara.

Ley de vivienda

El día viene también marcado por la ley de vivienda. Tiene que aprobarse todavía en el parlamento, pero a seis domingos para las elecciones municipales y autonómicas, la batalla pasa por ver quién se cuelga la medalla.

Sánchez dejó a Bildu y a Esquerra que anunciaran el pacto y que se presentaran como grandes artífices de ese acuerdo. Tardó poco en salir Podemos en decir: “Oye, que ha sido una prioridad nuestra, una exigencia que nos ha costado mucho y que al final hemos conseguido”. Y luego en el PSOE pues la estrategia es la de negar que han cedido ante los separatistas y la izquierda más radical. La vivienda es un problema y aunque la nueva ley no solucione la falta de oferta de pisos de alquiler, como no habrá tiempo para que se demuestre antes de las elecciones pues nos agarraremos a ella. Por ahí va el argumentario socialista.

Estos días se está recurriendo mucho al economista sueco Assar Lindbeck. Está considerado como uno de los más prestigiosos economistas de su país. Distintos gobiernos suecos han acudido a él para implantar sus recetas. Y ante sus alumnos solía lanzar una frase provocadora que viene muy a cuento de esta nueva ley de vivienda: "el control de los alquileres es la forma más efectiva para destruir una ciudad, junto con el bombardeo".

En España, en lugar de preocuparnos por las advertencias, ya digo que se ha abierto una dura pugna en el seno del Gobierno de coalición y también entre sus socios prioritarios por ver quién rentabiliza mejor la ley de vivienda. La nueva norma permitirá poner tope a los precios del alquiler en las ciudades con precios más altos, lo que llaman zonas tensionadas. Dentro de ese intervencionismo, también limita las subidas que pueden aplicar los propietarios. Un 3% en 2024.

Y luego resta seguridad jurídica a los propietarios. ¿Por qué? Porque prohíbe que los desahucios se ejecuten sin fecha y hora predeterminada. También se incluyen nuevas prórrogas en los procedimientos de lanzamiento, es decir, más impedimentos que aplazarán los procesos más de 2 años lo que aumentará no sólo la burocracia, también la desesperación de los propietarios.

Estas son las claves y el PP ya ha anunciado que la va a recurrir. El presidente Sánchez les dice que eso es porque no se la han leído.

Ese reproche, el de que no se la han leído, se lo puede decir también a los economistas o a la asociación de inmobiliarias con patrimonio en alquiler que han advertido: intervienen el mercado, baja la oferta, suben los precios, afecta al a inversión y crea incertidumbre. Así como conclusiones fundamentales.

SEQUÍA

Y luego el tema de la sequía. Si ampliamos la previsión para los próximos diez días, tampoco se esperan precipitaciones abundantes ni mucho menos generalizadas. Las borrascas no se van a acercar lo suficiente para que dejen lluvias importantes en amplias zonas.

Esto es un problema, porque la segunda mitad de abril viene igual de seca que la primera y los embalses comienzan a vaciarse. De momento, las alarmas no se han encendido para el consumo doméstico, que está garantizado para los próximos meses. ¿Hasta cuándo? Depende de lo que caiga en lo que queda de primavera. De momento, en el centro y en la mitad sur los embalses pierden agua cada semana. En Andalucía, en la última semana 11 hectómetros cúbicos, y están al 29% de su capacidad total. En Extremadura han caído 63 hectómetros y, la media, está a punto de bajar de la barrera del 50%.

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En Cataluña viven la mayor sequía de su historia. Hay un observatorio, que es el observatorio Fabra que lleva más de un siglo midiendo las precipitaciones. Y los registros son demoledores. 2021 y 2022 fueron los más secos en Barcelona desde que tienen registros. Y 2023 lleva camino. Los barceloneses no saben lo que es llover en abundancia y de forma continuada desde hace meses.

Y luego está el problema del campo, de la agricultura y de la ganadería. Podemos hacer un repaso a los cultivos que se están recogiendo en estos momentos. En Granada y en Málaga está ya avanzada la campaña del espárrago verde. En Castilla, en puntos de Guadalajara, por ejemplo, están empezando. Y la ausencia de lluvias cambia por completo el producto que recogen. Baja el calibre y, por tanto, aunque la calidad siga siendo alta, también desciende el precio al que se lo compran, tanto si tienes que exportas como si vendes en España.

La ausencia de lluvias también está afectando a la campaña de la fresa en Andalucía, y al conjunto de productos hortícolas en general. El tomate, el calabacín, el pimiento… La lista es interminable.

¿Y el cereal, qué? Estamos hablando de un elemento básico de nuestra alimentación. Aquí, varía, lógicamente. No es lo mismo Sevilla o Córdoba que Valladolid o Soria. En menos de un mes debería comenzar en Andalucía la cosecha del cereal más temprano. Por San Isidro, patrón de los labradores, aproximadamente. Y en muchos puntos se ha perdido la mayor parte de esa cosecha. A medida que vamos subiendo más al norte, pues dependerá de las próximas semanas. Pero ya en muchos puntos los cultivos de trigo y cebada están en una situación crítica.

Ha espigado antes de tiempo, la planta no se ha desarrollado y eso complica que grane en condiciones.

Ya digo que la situación no es igual en toda España. Dentro de una misma provincia se pueden encontrar distintas realidades, por zonas, o entre el cereal más temprano y el más tardío. Pero si miramos del centro hacia al sur, la situación no es nada esperanzadora.