Herraiz, sobre la investidura fallida de Feijóo: "Cuidado con normalizar y naturalizar la amnistía"

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Buenos días. Sigues en La Mañana Fin de Semana de COPE en este último día del mes de septiembre que viene con calor. Nada de veranillo... y si estás en Sevilla o Badajoz lo vas a comprobar con los 37 de máxima. O los 35 que van a alcanzar en Zaragoza o los 33 de Bilbao.

La pregunta que nos hacemos hoy es muy directa. ¿Y ahora qué? Es una cuestión que llega después de la más que prevista NO investidura de Núñez Feijóo. El guion estaba escrito la misma noche del 23 de julio y se ha ido cumpliendo de forma precisa para los intereses de la izquierda y los separatistas. En la segunda votación de este viernes, el resultado fue el mismo que en la primer, con un leve matiz que enseguida te explico. 172 votos a favor, 177 en contra y uno nulo.

Y punto. No hay más. Leerán y escucharán en estas horas posteriores al gatillazo previsto de Feijóo, que Sánchez y el PSOE aceleran los trámites para sacar adelante la investidura. Como si hasta ahora se hubieran estado de brazos cruzados. No. Lo que ha hecho Pedro Sánchez es aprovechar estas semanas en las que el foco ha estado puesto en el candidato del PP para intensificar contactos y urdir un relato del que va a tratar de salir vencedor en cualquiera de los dos únicos escenarios posibles: tanto si saca adelante su investidura como si hay repetición electoral, que es la opción ahora mismo menos probable.

Con una negociación muy avanzada con los independentistas, todo vuelve a la casilla de salida. Y ahí los trámites están fijados. La presidenta del Congreso ya le ha comunicado al Rey el resultado de este viernes. Lo siguiente es que Felipe VI va abrir una nueva ronda de consultas, que se va a producir la próxima semana -lunes 2 y martes 3-; cuando concluya el jefe del Estado hace el encargo a Sánchez y Francina Armengol, la presidenta de la cámara anuncia la fecha.

¿Cuándo? Es ahora mismo la duda, pero sí que hay un indicador que se está repitiendo mucho en las últimas horas. El último día de octubre, el martes 31 la princesa Leonor cumple 18 años, alcanza la mayoría de edad y jura la Constitución en el Congreso. Por eso Sánchez prefiere que, para ese día, ya sea presidente del Gobierno con todos los galones renovados y no sólo en funciones.

Su objetivo es plantear el debate de investidura la tercera semana de octubre o como muy tarde la cuarta, pero siempre antes de la jura de la Constitución de la heredera de la Corona.

Lo que está claro es que se ha puesto el reloj en marcha. Y desde la primera votación, es decir desde el 27 de septiembre se abre un período de dos meses para que se produzcan nuevos intentos de investidura. Si antes del 27 de noviembre, ninguna sale adelante, fracasa Pedro Sánchez, se convocarán nuevas elecciones generales.

Hasta que llegue ese momento, la prioridad del líder del PSOE va a pasar por terminar de convencer a los que todavía en público siguen sin darle el sí quiero.

Y vista la tensión que están imponiendo los separatistas, fijando la amnistía y el referéndum de autodeterminación como condiciones inamovibles, ha comenzado a correr una posibilidad, que ha han asumido desde ciertos ámbitos de la derecha. Que el PP se abstenga con tal de que el PSOE no gobierne con comunistas, independentistas y filoetarras. Desde la propia tribuna del Congreso, respondiendo a los socialistas, la descartaba Núñez Feijóo.

Ese escenario, el de una posible abstención del PP no se va a dar. Como tampoco esperen que ningún socialista no apoye a Sánchez. Ninguno. Ni de Castilla-La Mancha ni de ningún otro lugar. Entre otras cuestiones, porque todos quieren seguir cobrando de la política. Y todas las candidaturas recibieron el visto bueno de Sánchez.

La única opción para que Sánchez sea presidente es que aglutine los votos de JUNTS, de Esquerra, de BILDU y del PNV. Los de SUMAR se dan por seguros, el del BNG, también, en Esquerra se harán los interesantes pero terminarán tragando, BILDU no se van a ver en otra, el PNV no quiere tentar la suerte de una repetición por si siguen cayendo, y el que lo va a poner más difícil es PUIGDEMONT.

Durante la segunda votación, Sánchez se volvió a quedar sentado en el escaño. Como si no fuera con él. Despreciando así al candidato propuesto por el Rey tras ganar las elecciones. Y cedió los trastos a un subalterno que ya se ha acostumbrado a hacer el trabajo sucio. Tampoco le importa porque el ex alcalde de Valladolid, el diputado Óscar Puente, le gusta el barro. No le importa ensuciarse o llegar incluso manchado de casa, dispuesto a embarrar el terreno de juego.

Puente se ha cuidado muy mucho, como todos sus compañeros del PSOE de pronunciar la palabra AMNISTÍA. Es algo maldito. No conviene ni siquiera mencionarla hasta que lo tengan ya cerrado y diseñado con el visto bueno del Constitucional. Pero siguen dando pistas de por dónde están yendo.

En ese tira y afloja que mantienen con PUIGDMONT y Esquerra, a los que separa un abismo pero que en esto hacen frente común, los socialistas van vendiendo que con lo de la AMNISTÍA, tragan, pero que con lo del referéndum no. Que, o aflojan en ese punto, o se rompe la cuerda. Cuidado con normalizar y naturalizar la AMINISTÍA, que es la estrategia de los socialistas ahora. Como si el referendum no fuera igual de grave.

Por cierto… volviendo a la investidura de Feijóo. Decía que el resultado de este viernes, la segunda votación no fue exactamente idéntica a la del miércoles porque un diputado de JUNTS, que se llama EDUARD PUJOL se equivocó y dijo sí a la investidura del candidato del PP.

Primero sí, luego no. Pues esto es lo que tenemos en el Congreso. Se vio con Casero del PP, cuyo voto, por error, permitió sacar adelante la reforma laboral del PSOE y Podemos. Lo hemos visto esta semana con el diputado socialista por Teruel, Sacho, sí, Sancho no, izquierda, izquierda, derecha, derecha, delante detrás, un dos tres. Y ahora con este EDUARD PUJOL.

Hay diputados que lo único que tienen que hacer es pulsar un botón. O decir un sí o un no, dependiendo de lo que les hayan encargado en su partido. Pues ni por esas. No son capaces.

Aquí el problema es que la mesa del Congreso con la mayoría que te puedes imaginar resuelve según le conviene. Y esta vez, la presidenta Francina Armengol, en lugar de sumar ese voto al PP, aunque fuera por un error del diputado de JUNTS, acordaron contabilizarlo como nulo.

El resultado no cambia, esa es la realidad. Pero nos quedamos con el nivel de algunos diputados, bajo, muy bajo, y con una presidencia del Congreso y una mayoría en la mesa que van a manejar situaciones como la de ayer con el sectarismo que acostumbran, a lo que hay que añadir su desconocimiento del reglamento.

Y de lo del incidente sufrido por el diputado socialista Óscar Puente en el AVE, conviene hacer algunsa precisiones. La primera es que aún acosándole con una manifiesta impertinencia, el joven que se le encara no le empuja.

No hay agresión ni amenazas, como refleja el atestado de la policía, pero -lo acabamos de escuchar-, el ex alcalde de Valladolid dice que se siente intimidado.

El diputado socialista ha anunciado que va a presentar una denuncia contra el joven que le preguntó por PUIGDEMONT en una actitud de acoso mientras le grababa con su móvil, insistimos, sin golpearle ni empujarle. Así que, ahora, que decida la JUSTICIA. Antes de conocer el atestado policial que confirma esto último, durante todo el día, ÓSCAR PUENTE se dedicó a airear el historial de la persona que le amedrentó en el tren. Ha sido el autor de varias agresiones, una contra un hostelero, otra contra dos policías locales, también se le puede ver en redes sociales, con mensajes y comportamientos nada edificantes.

Pero al margen del perfil de este personaje, dos cuestiones claras. La primera, es que cualquier representante público, tiene derecho a que respeten su vida privada. No tiene por qué soportar acosos de ningún tipo.

Ahora, desde la izquierda, tanto del PSOE y sobre todo desde la más radical de PODEMOS, muchos de los que en las últimas horas han exigido ese grado de respeto han callado de forma insultante ante escraches y agresiones mucho más graves que lo que ayer se vivió en ese tren que partía de Valladolid. Seguro que recuerdas lo de Cristian Cifuentes cuando era Delegada del Gobierno en Madrid. Eso sí que fue una auténtica persecución de una turba de energúmenos, de delincuentes que la acosaron con gritos e isultos hasta el punto de tener que refugiarse. O el escrache de González Pons en su casa de Valencia.

O el cerco de cerca de 200 personas a la vivienda de Soraya Saenz de Santamaría. Y así podríamos seguir con el hostigamiento feroz contra Isabel Díaz Ayuso, Rosa Díez o Macarena Olona en la universidad. Entonces no esuchamos a ninguno de los que ahora se ofenden por lo de Óscar Puente en el tren. Incluso lo justificaron con aquello del jarabe democrático. Pues esto es la izquierda y su doble vara de medir. Su doble rasero. Nada nuevo.