Herraiz: "Carlos III tiene mucho trabajo por delante, su popularidad no es ni de lejos la que tenía su madre"
Antonio Herraiz analiza las claves que marcan la actualidad de este domingo 7 de mayo
Publicado el - Actualizado
7 min lectura
Buenos días. En La Mañana del fin de semana de COPE te venimos acompañando desde las 6 en este día de la madre en el que anuncian lluvias en Aragón, Cataluña y la Comunidad Valenciana que, aunque sean insuficientes, todo suma. Hoy es un día de resaca para los aficionados del Real Madrid que ya tienen su vigésima Copa del Rey.
Así terminaba la final en Sevilla y así te lo contaban los compañeros de Tiempo de Juego, una final muy disputada en la que se adelantaron los blancos, consiguió empatar Osasuna y finalmente el brasileño Rodrigo, autor de los dos goles, conseguía inclinar la balanza para el Real Madrid. Por el micrófono azul de la cadena COPE, con Miguel Ángel Díaz, Miguelito, a pie de campo, han pasado todos los protagonistas.
Con la Copa del Rey pasa siempre lo mismo. Los que no consiguen ni llegar a la final lo ven como un torneo menor y cuando la ganan pues es un título a tener muy en cuenta. Lo que está claro es que, una vez casi descartada la liga, el Real Madrid no salva la temporada con la Copa del Rey. Su gran objetivo es la Champions. Su mirada está puesta en el partido de este martes frente al City, y eso se ha notado en las calles con celebraciones muy comedidas.
¿Qué nos dejan los actos de entronización de Carlos III?
Y de la fiesta los aficionados del Real Madrid celebrando la Copa del Rey a otro festín espectacular, eso sí, ordenado, medido, sujeto al más estricto protocolo y que forma parte de la historia del Reino Unido y de las casas reales de todo el mundo. Es el sonido de la coronación de Carlos III en la Abadía de Westminster. Se cumplió el guion de una ceremonia sujeta al protocolo, medida y escrupulosamente cuidada, con toda la solemnidad que requiere y con muchos sonidos para la historia.
¿Qué nos dejan los actos de entronización de Carlos III? La pompa, el boato esperado a través de una ceremonia que fue toda una exhibición de fortaleza. Es verdad que por muy cuidado que esté el protocolo, siempre hay detalles que se escapan. Como cuando vimos que la corona no le terminaba de encajar a Carlos III y el obispo de Canterbury se tuvo incluso que agachar para colocarla correctamente.
Muy significativo también fue ver al príncipe Harry, al hijo menor de Carlos de Inglaterra, en tercera fila. Acudió solo, entró solo en el templo y le relegaron a esa tercera fila, en un claro castigo por el distanciamiento que, por otro lado, él mismo ha establecido con su familia.
Y luego situaciones, en parte, esperadas, como los abucheos al Duque de York, al príncipe Andrés, hermano de Carlos III. No es nada querido después del historial que acumula. Ya tuvo que ser apartado de la vida pública de la monarquía por sus escándalos sexuales, pero hay momentos en los que no puede faltar, como el de ayer.
Harry y su tío Andrés tuvieron un papel muy testimonial en la ceremonia, ocupando los dos el mismo banco en la tercera fila. Fue un día plomizo en Londres, muy británico, con esa lluvia persistente, pero eso no impidió que miles de personas se echaran a la calle.
Las celebraciones de la coronación siguen hoy domingo. La BBC ha organizado un concierto en el castillo de Windsor en el que van a actuar Katy Perry, Take That y Lionel Richie. Y por todo el país, los británicos están llamados al gran almuerzo, que no es otra cosa que una convocatoria infromal para que las comunidades de vecinos salgan a la calle a compartir la comida.
Y una vez que se acaben los fastos, ¿qué? Pues Carlos III tiene mucho trabajo por delante, porque aunque lleva décadas esperando el momento, su popularidad no es ni de lejos la que tenía su madre. Va a intentar marcar su propia personalidad, va a intentar distanciarse de lo que venía haciendo Isabel II y eso también entraña riesgos. Sobre todo, porque Carlos de Inglaterra tiene ya 74 años, no es un niño y no tiene mucho tiempo. Veremos.
El último anuncio de Sánchez: un interrail español
Y si miramos la semana que viene, el viernes comienza oficialmente la campaña electoral. Hace ya mucho tiempo que las campañas como tal se diferencian muy poco de las semanas previas. Básicamente, hay dos elementos añadidos. El primero es que los candidatos pueden pedir el voto de forma directa; y el segundo es que las calles se llenan de carteles que alteran la estética habitual. No estaría de más que los partidos se replantearan dejar de colocarlos.
Inmersos por completo en la era digital, con las redes sociales marcando buena parte de nuestras vidas, no tiene mucho sentido seguir inundando ciudades y pueblos de carteles colgando de farolas o de donde sea.
Esto será a partir del viernes y hay un dato que va a marcar sin duda las dos semanas que dura la campaña. Ya lo está haciendo, de hecho. Hay que destacarlo porque eso explica muchos anuncios. El 28 de mayo acudirán por primera vez a votar en unas municipales 1.700.000 jóvenes. En esa cifra se incluyen los que han cumplido los 18 años en estos primeros cinco meses de 2023, pero también los que lo han hecho desde 2019, que es la última fecha en la que se celebraron unos comicios locales.
La cifra es lo suficientemente atractiva y en algunas ciudades es muy significativa. En Madrid, por ejemplo, 250.000 jóvenes podrán tomar partido por primera vez para elegir al alcalde. En Barcelona, están también por encima de los 200.000. En concreto 212.000.
Este dato lo conocen todos los partidos y es uno de sus grandes objetivos. Pero, el que tiene el poder cuenta con más herramientas para tratar de arrastrarles a su redil. Por eso Pedro Sánchez encadena tres semanas seguidas con anuncios dirigidos a los jóvenes. Anuncios que, después de 5 años en Moncloa, son muy cuestionables.
Hace justo tres semanas Sánchez empezaba su particular carrera con el tema de las viviendas. Primero fueron las 50.000 viviendas de la SAREB, del banco malo. Como le dijeron que eran casas que, o no ha querido nadie, o directamente, sólo están disponibles 9.000 para entrar a vivir, redobló la apuesta. A los pocos días dijo que el ICO, el Instituto de Crédito Oficial iba a aportar financiación para destinar 43.000 viviendas a alquileres asequibles.
¿Quién da más? Siguió la puja. En el Senado, el 25 de abril, dijo que iban a construir nuevas viviendas en terrenos del Ministerio de Defensa. Y de aquí al 28 de mayo algún pisito más se sacará. La semana pasada también puso la mirada en el voto joven anunciando un plan de 1.300 millones de euros para mejorar la Formación Profesional, que falta hace porque España encabeza la tasa de paro juvenil de toda Europa con un 30% de desempleados.
¿Lo último? Lo último es prometer a los jóvenes que van a tener descuentos cuando viajen en tren. Bien cuando lo hagan por Europa en el Interrail o por España en medios que dependen del Estado, como el AVE, por ejemplo. Se van a poder beneficiar ciudadanos entre 18 y 30 años, que es una franja lo suficientemente amplia y en la que hay muchos votantes. Y no un mes concreto. Desde el 15 de junio al 15 de septiembre, para que sea una fecha lo suficientemente cercana a las elecciones generales y no se le olvide todo lo que Pedro Sánchez ha hecho por ello.
La rebaja sería sustanciosa. Para desplazarse por Europa, el descuento será del 50% y en el transporte nacional casi gratis. La idea del interrail nacional para que los jóvenes conozcan España no es una idea de Sánchez. Esto ya lo propuso Feijoo en la pasada edición de la feria internacional de turismo, en FITUR. Entonces el líder del PP habló de una tarifa plana. ¿Qué hace Sánchez ahora? La copia, pero redoblando la apuesta. Si tú ofreces un duro, pues yo dos duros más. Y plantea el casi gratis que tanto le gusta, como el bono cultural. ¿Quién paga eso? El que venga detrás que se las arregle.