"La reacción de Sánchez muestra hasta qué punto está enrocado, no se da cuenta de que el mundo no está plagado de conspiraciones contra él"

El director de 'La Mañana Fin de Semana' analiza cómo Sánchez ha reaccionado tras el nuevo varapalo judicial una vez no se ha admitido a trámite su querella contra el juez Peinado

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Desde las seis de la mañana te estamos contando qué sucede. Este es el sonido que nos llega desde Gaza. Esta noche ha habido bombardeos israelíes que han dejado al menos 30 muertos en Oriente Próximo. 

En este momento se contiene la respiración después de la ejecución del líder de Hamás, de Sinwar. Hay muchos líderes internacionales que le piden a Netanyahu, al primer ministro israelí, que aproveche la ocasión para iniciar una negociación de paz, un alto del fuego.

Hamás, todos los terroristas de Hamás, Sinwar y todos los terroristas de Hamás, utilizan a Dios como pretexto para recurrir a la violencia. Dios para Hamás es sólo un pretexto, un pretexto.

El sentido de la vida ha sostenido o afirmado convirtiendo a los otros en enemigos. Y al otro lado de la frontera de Gaza, miles de judíos han celebrado la fiesta de Sucot. La fiesta de Sucot es una fiesta muy antigua, es la fiesta de las tiendas, que recuerda cuando el pueblo de Israel estuvo vagando por el desierto. También en este lado de la frontera hay quien utiliza a Dios para justificar la violencia.

Algunos, viendo esta guerra de Oriente Próximo, dirán que Dios es fuente de violencia. Ese Dios del que hablan unos y otros para justificar la violencia no es Dios. Es una idea, es un nombre vacío. Dios y la violencia son incompatibles. Cuando el sentido de la vida es convertir al otro en enemigo, cuando el sentido de la vida es convertir al otro en enemigo y Dios es una justificación de la violencia, la vida se queda sin sentido.

El presidente del gobierno a estas horas seguro que ya se ha levantado, es un hombre trabajador, quizás ha dormido mal, le ha costado el trabajo levantarse. Este es un día difícil para Sánchez, como lo ha sido toda la semana. Sánchez lleva varias semanas malas, ha encadenado varias semanas malas. García Ortiz, el fiscal general del Estado, que a todos los efectos es un miembro más del gobierno, como sabes esta semana ha sido encausado por el Tribunal Supremo, porque presuntamente reveló secretos que no se podían revelar.

Además, la Fiscalía ha apoyado la imputación de Ábalos, sin que el presidente del gobierno todavía haya explicado por qué en su momento lo cesó. Y ahora el Tribunal Superior de Justicia de Madrid le da un rapapolvo importante a Sánchez. Se lo da a la abogacía del Estado, pero como Sánchez había utilizado la abogacía del Estado en beneficio propio, ese rapapolvo es para Sánchez. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha rechazado la querella contra el juez peinado, el juez del caso Begoña, Gómez.

Y no solo ha rechazado esa querella que Sánchez hizo presentar a la abogacía del Estado, es que en el auto que rechaza la querella le da a Sánchez un repaso notorio. Revés tras revés de la justicia. Reveses que ponen de manifiesto que Sánchez ha puesto las instituciones al servicio de sus intereses políticos y personales. Hagamos un poco de historia. En el mes de abril, Begoña Gómez se convirtió en investigada por un presunto delito de tráfico de influencias. Esa decisión la tomó el juez peinado. Desde ese momento, el gobierno le ha hecho la vida imposible al juez peinado.

En su primera carta de abril, después de la que Sánchez se fue cinco días a meditar, todo postureo, Sánchez sugirió que Peinado era un juez prevaricador porque estaba al servicio de una operación de ultraderecha. Bolaños, de hecho, el ministro para todo, cargó entonces contra Peinado acusándole de ser protagonista de una persecución política, es decir, de ser un juez prevaricador. Lo que parece es una persecución absolutamente despiadada contra el presidente del gobierno y contra su familia. El ministro de justicia contra los jueces. Desde el mes de abril, el gobierno ha estado sosteniendo, todos los ministros, porque quieren complacer al jefe, que el caso de Begoña Gómez era un caso que no tenía sustancia, que no había nada de nada.

Hace unos días, Pilar Alegría, la portavoz del gobierno, insistía. Seis meses de instrucción pedaleando en la nada. No hay caso. Sánchez y el gobierno, desde abril, han estado repitiendo que no hay nada de nada, no han respetado la independencia judicial. Peinado, a pesar de las presiones, siguió con la investigación y citó a Sánchez a declarar como testigo en el mes de julio. Lo citó a declarar personalmente, no por escrito. Sánchez, herido en su amor propio, ordenó responder por tierra, mar y aire. Responder con todos los instrumentos del Estado. Sánchez utilizó la fiscalía y Sánchez utilizó la abogacía del Estado para ir contra el juez Peinado por haberle citado.

Que Sánchez use la fiscalía, pues ya es habitual. Ahí tenemos el caso del fiscal general del Estado. Que Sánchez utilice la abogacía del Estado, eso era nuevo. Eso es nuevo. El fin de la abogacía del Estado no es defender a particulares. Y esta querella de Sánchez era una querella que se refería al Sánchez, que no es presidente del gobierno en este caso, sino que es el marido de Begoña Gómez. La función de la abogacía del Estado es defender al Estado y no defender a un particular. Sánchez forzó a la abogacía del Estado porque él se considera el Estado. Señoría, me acojo a la dispensa del artículo 416. No desea prestar declaración respecto de ninguna de las preguntas que se pudieran haber formulado. Desea acogerme al derecho que viene recogido en la ley. Con estas palabras declaraba Sánchez al juez Peinado. En realidad, no declaraba. Después de estas palabras es cuando Sánchez ordenó a la abogacía del Estado querellarse contra Peinado.

Bolaños volvió a decir que Peinado era un prevaricador. El juez decidió que fuera una declaración presencial y grabada. Hoy se la entrega a las partes, blanco y en botella. Pues no, ministro. No es blanco y en botella. No hay una prevaricación. Al menos, es lo que dice el Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Los tres jueces que han firmado el auto están de acuerdo. Están de acuerdo en no admitir la querella contra el juez Peinado. Y son durísimos contra la abogacía del Estado. Es decir, contra Sánchez. Dicen que es extravagante que un testigo presente la querella que ha presentado. Con ironía, los jueces dicen que el presidente del gobierno ya tiene a la Fiscalía General. Que no es de recibo que utilice a la abogacía del Estado. Porque esa querella está presentada como marido de Begoña Gómez. No como presidente del gobierno. Y, además, uno de los jueces. Añade un voto concurrente que se llama, el juez Jesús María Santos. Que habla de mala fe procesal.

Y, de hecho, dice que el presidente del gobierno tendría que haber pagado una multa. Segunda derrota en este auto durísimo de Sánchez. Auto que pone en negro sobre blanco la instrumentalización de las instituciones de Sánchez. Segunda derrota en lo que va de mes. Porque el 7 de octubre la Audiencia Provincial de Madrid rechazó archivar la causa. Todo el tiempo, desde abril, el gobierno ha estado diciendo que aquí no había nada de nada. Bueno, pues la Audiencia Provincial dijo que sí, que había indicios para investigar un posible delito de tráfico de influencias. Es muy llamativo cómo ha reaccionado Moncloa. Sánchez no ha dicho ni mu. Pero para saber cómo ha reaccionado Moncloa hay que leer hoy el diario El País.

El titular del diario El País dice el gobierno se indigna con los jueces. Es decir, Sánchez no acusa el dato. Sánchez sigue diciendo que hay jueces que hacen política. El Supremo procesa a García Ortiz, fiscal general del estado. Es que el Supremo está politizado. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid no admite la crella. Es que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid está politizado. Aquí todo el mundo está politizado, todos los jueces están politizados. Todos los jueces que no le dan la razón a Sánchez. Tal es el nivel de enfado en Moncloa que critican incluso la forma en la que ha estado redactado el auto. Dicen que no es de recibo que un auto utilice puntos suspensivos. Bueno, pues nada, que en Moncloa le enseñen a los jueces cómo hay que redactar los autos. Esta reacción de Sánchez muestra hasta qué punto Sánchez está enrocado. Enrocado porque no se da cuenta de que el mundo no está plagado de conspiraciones contra él.

Cuando una persona, ante una crítica, ante una resolución judicial, habla de conspiraciones, es que tiene un problema. Es que ha dejado de percibir la realidad tal y como es. Es el síndrome de la Moncloa elevado a la enésima potencia. ¿Va a suponer esto algún cambio? No, no. Ya el PNV ha dicho que ellos están encantados de apoyar a Sánchez. Sánchez aislado, Sánchez instrumentaliza las instituciones, Sánchez no parece atender a lo que dice la realidad.