

"Se suceden las comisiones y los grupos de trabajo, pero siguen sin contarnos qué ha pasado y dicen que la cosa va para largo"
Varios días después del gran apagón que dejó a España a oscuras, el director de 'La Mañana Fin de Semana' critica la falta de respuestas que llegan desde Moncloa
- 7 MIN
Muy buenos días a los madrugadores del fin de semana. Madrugadores, en algún caso, de un puente. Hay gente que está de puente este sábado 3 de mayo. Muy buenos días a la gente-gente. Desde las 6 de la mañana te estamos aquí contando noticias, historias, ofreciéndote claves de lo que sucede desde las 6 de la mañana. Hoy tenemos borrasca. Seguimos bajo una borrasca que dejará lluvias y que en algún caso dejará tormentas.
¿Qué fue lo primero que pensaste cuando se fue la luz de lunes? ¿Qué fue lo que más te preocupó? Ya tenemos algunas encuestas de lo que más nos preocupó a los españoles tras el apagón. No son encuestas políticas. Eso se lo dejamos a Tezanos. Hoy Tezanos va a publicar un CIS, que seguramente será un CIS que irá al rescate del gobierno. Pero tenemos otras encuestas sobre lo que nos preocupó en ese momento, y son encuestas muy interesantes, porque para saber lo que una persona, o una familia, o un país considera importante y valioso, no hay que fijarse en las grandes declaraciones.
Lo que cuenta de verdad para conocer a una persona o a un país es observar cómo reacciona ante las circunstancias. En este caso, ante la circunstancia imprevista de quedarnos sin luz.
Los sondeos, las encuestas reflejan que lo que más nos preocupó tras el apagón fue tener problemas de abastecimiento y no poder contactar con nuestros familiares. La primera preocupación fue el abastecimiento. No fue una posible inseguridad a partir del apagón, no fue que el apagón fuera un acto de guerra, no fue que hubiese daños a infraestructuras críticas. Es interesante esto porque refleja que, a pesar del alarmismo que crea cierta desinformación sobre la inseguridad en España, no es esto lo que más nos preocupa.
Nos sentimos, como muestran estas encuestas, dependientes del abastecimiento y dependientes de la familia.
Las películas que ya se habían rodado antes del apagón, muchas veces la ficción anticipa lo que va a suceder en la realidad, ya reflejaban esta preocupación por el desabastecimiento. Estamos acostumbrados a disponer de lo básico para vivir, para comer y estas encuestas reflejan que somos conscientes de que todo eso, con lo que nos abastecemos, no cae del cielo. Es un síntoma de realismo.
Seguramente, la pandemia nos hizo más realistas cuando nos dimos cuenta de que las lechugas no llegaban al supermercado o el pollo no llegaba al supermercado caído del cielo, sino que había gente con camiones que tenía que llevarlo y que había frigoríficos donde se almacenaba.
Y además de la preocupación por el abastecimiento, luego estuvo la preocupación por contactar con nuestra familia. Tenemos una dependencia de la familia en España, una dependencia sana. Una dependencia sana de la familia que está confirmada por otras encuestas. Los españoles tenemos un fuerte sentido de pertenencia a la familia y esto, seguramente, es algo estupendo porque nos protege del individualismo y nos protege de la soledad. Una soledad que avanza considerablemente.
Lo significativo, lo curioso, es que este sentido fuerte de pertenencia a la familia no nos abre a otras pertenencias sociales.
Estoy cruzando datos de otras encuestas que ya se hicieron en otro momento, por ejemplo, la encuesta de valores de los europeos aplicada a España. España es uno de los países de Europa donde menos participamos en organizaciones sociales, en entidades de voluntariado, por ejemplo.
Claro, luego nos quejamos de que los políticos lo invaden todo, pero algo de responsabilidad tenemos en esto, porque nos implicamos poco en la vida social. Claro, se produce aquí un cierto desequilibrio fuerte y pertenencia a la familia, pero esa pertenencia a la familia no nos abre, digo, a la participación social. O sea, que algo no funciona del todo bien en esa relación con la familia. Son familias quizá más cerradas de lo que fuese conveniente. Claro, insisto, luego nos quejamos de que la política o los políticos lo invadan todo.
Y han pasado 116 horas desde ese momento, desde que España se fuera a negro. 116 horas desde que comenzara el gran apagón y todavía no sabemos nada. Volvió a la luz, pero no se acabó el apagón informativo y la cosa va para largo.
Ayer Bolaños, el ministro de casi todo, dijo que no había que tener prisa. Vamos a ver, ministro, se pueden hacer las cosas con rigor y a la vez, responder la pregunta: ¿pero qué pasó? Un país entero sin luz, en un apagón sin precedentes, sin teléfonos móviles, sin Internet, con cientos de personas atrapadas en trenes, con los hospitales tirando de generadores, pendientes de la radio, con pérdidas económicas que pueden superar los mil millones y nos dice el Gobierno que no hay que tener prisa por conocer las causas.
Se suceden las reuniones de todo tipo, las comisiones, los grupos de trabajo, pero aquí siguen sin contarnos qué ha pasado y nos dicen que la cosa va para largo. Ayer el Gobierno anunció un grupo de trabajo conjunto de España y Portugal.
En Moncloa se suceden las reuniones de la comisión de situación, se llama así Comisión de Situación. La Comisión de Investigación que se ha creado sigue recabando datos en Red Eléctrica y en las compañías eléctricas, y Bolaños nos dice que esto va para largo.
Si este gobierno no fuera este gobierno, podríamos pensar que harán una investigación y nos contarán lo que ha pasado. Pero es que esto, en cierta manera, ya lo hemos vivido. Nos dijeron que se iba a crear una comisión de expertos para evaluar la gestión del COVID y no hubo ni siquiera expertos.
Al principio, luego los pusieron, pero ya había pasado mucho tiempo. Esto es lo que puede suceder, que pase mucho tiempo. El ministro Óscar López, que además de ministro es líder de la oposición en Madrid, hizo un llamamiento a que no se le eche la culpa todavía a nadie de lo que sucedió.
Bueno, es que el juego de culpas y la voluntad de sacar ventaja fue la que protagonizó desde el primer momento Sánchez.
Sánchez, desde el primer momento, dijo dos cosas. “No sabemos qué ha pasado”, pero inmediatamente empezó a señalar. Señaló, desde el primer momento, a los operadores privados como responsables de lo que había sucedido. Cuando se reunió el martes con las empresas eléctricas, sugirió que las empresas eléctricas no estaban siendo transparentes.
Desde el lunes, el Gobierno ha estado señalando culpables sin aportar dato alguno. El juego de las culpas es el que está protagonizando el Gobierno. Y sigue con ese juego de las culpas.
Ayer, Óscar Puente, en la red social X, apuntaba a las eléctricas y a los beneficios de las eléctricas. Ayer, la vicepresidenta Montero, que además de vicepresidenta es líder de la oposición en Andalucía, volvía a señalar a las empresas privadas.
Hay gente muy mala que quiere ganar dinero y hay gente muy buena que es el Gobierno que vela por el interés general de todos. Este es el mensaje de Montero ayer, que además dijo que la cosa funcionó. Si no llega a funcionar, dice la ministra que el sistema funcionó. Y sigue el Gobierno con el asunto del ciberataque.
Ayer, Óscar López volvió a decir que no hay que descartar el ciberataque cuando desde el primer momento, tanto Red Eléctrica como la Unión Europea dijo que no había un ciberataque.
¿Qué está buscando el gobierno insistiendo en el ciberataque? Está intentando justificar un cierto tipo de aumento del gasto en Defensa. ¿Por qué tiene esta obsesión con el ciberataque? Dices, Bolaños, que saber qué ha pasado no corre prisa. ¿Cómo que no corre prisa?
Nos corre prisa saber si Red Eléctrica, como todo apunta, no vigiló suficientemente los problemas que tenía el mix de generación. El mix de generación son qué porcentaje tienen las diferentes energías para generar electricidad. Todo indica que había avisos de que un mix de generación con demasiadas renovables planteaba un problema. Nos urge saber si hubo negligencia al vigilar la relación entre el sistema de generación y el sistema de distribución.
Un sistema eléctrico requiere que haya un casamiento, un emparejamiento inmediato entre la electricidad que se genera y la electricidad demandada por el sistema de distribución. Esto tiene que casar y además casa de una forma muy complicada. Hay indicios de que las eléctricas, no hay indicios, hay certeza de que las eléctricas tienen menos flexibilidad cuando se trata de casar la generación con la distribución y hay indicios de que no se vigiló suficientemente esa falta de flexibilidad.
Claro que queremos saber y queremos saber pronto.