Los pisos turísticos: el nuevo escenario favorito para las fiestas ilegales
Estas fiestas en pisos de alquiler burlan todas las medidas para frenar la pandemia contra el coronavirus. Pero, ¿quién es el responsable? ¿propietario o inquilino?
Valencia - Publicado el - Actualizado
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Poder celebrar una fiesta con tus amigos en plena pandemia del coronavirus se está convirtiendo en algo muy sencillo. Simplemente con poner en tu buscador “alquiler de pisos para fiestas” encuentras miles de resultados.
A pesar de las medidas impuestas por las comunidades, para poder frenar la expansión del coronavirus, como la limitación de personas en reuniones, el uso de mascarilla o la distancia social, hay quien considera ser más listo que nadie.
Si las discotecas están cerradas, alquilo un piso por un día, los precios aproximados en función de la zona y la ciudad suelen oscilar entre los 100 y 200 euros, esto dividido entre 10 o 15 personas que participan, se convierte en un dinero insignificante para ellos. Si hay toque de queda, nos quedamos todos juntos hasta el día siguiente. Parece que hay personas que aún no han entendido la finalidad de todas estas restricciones.
Pero llegados a este punto, ¿en quién recae la responsabilidad? ¿en la persona que alquila la vivienda o en el propietario? Aquí se abre el debate.
Víctor es un vecino del Barrio de Las Letras, muy cerquita de la Puerta del Sol, en pleno centro de Madrid. Víctor sufre directamente esta situación y para él “la responsabilidad la tiene en última instancia el propietario que es el responsable de la vivienda. Otra cosa es que eso sea compartido con la persona con la que ha hecho el evento. Hay responsabilidades compartidas. Pero en cualquier caso el dueño de la vivienda es en último extremo el que tiene que responder”.
Esta es una de las claves que discuten los vecinos que soportan cada fin de semana estas fiestas ilegales que hacen un flaco favor a la lucha contra el virus.
Víctor, que también representa a la asociación de vecinos, nos cuenta que se han puesto en contacto, por cuenta propia, con los caseros. Algunos dice, que han mostrado “sorpresa” al no saber que esa era la finalidad. Prometen que no volverá a ocurrir, pero en algunos casos ha sido cuestión de días para que volviese a suceder al siguiente fin de semana.
Los vecinos se quejan porque creen que en medio de una pandemia, lo de menos es el ruido. La entrada y salida descontrolada de gente es lo que realmente les preocupa y están tratando de atajar este problema a través de denuncias.
Víctor asegura estar asustados, cabreados e indignados por lo que está aconteciendo. “Estamos hablando de algo que atenta contra la salud pública”.
Un problema que es una realidad ahora mismo en diferentes puntos de nuestro país, no solo en la capital. Encontramos ejemplos en todo el territorio. En Valladolid, por ejemplo las multas por este tipo de fiestas no han dejado de aumentar. Hasta 10 fiestas intervenidas en una misma noche. José Ramón, subinspector de la Policía de Valladolid, cuenta que lo que habitualmente se encuentran cuando intervienen en alguna fiesta es gente joven en una franja horaria del ámbito universitario. Entienden que quieran divertirse y normalmente suelen responder bien, pero se debe hacer un acto de responsabilidad para poder erradicar este problema. Justamente en esa responsabilidad recae la medida por la que apela José Ramón para prevenir estas reuniones que nada ayudan al momento que estamos viviendo.