La OTAN, de perfil con el uso de bombas de racimo en Ucrania: Qué son y el porqué de su polémica, en COPE

El envío por parte de EEUU de estas bombas a Kiev ha reavivado la polémica por su uso

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Escucha la crónica de Paloma G Ovejero, corresponsal en Bruselas

María BanderaRedacción Fin de Semana

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

Se cumplen 500 días de la Guerra de Ucrania. Lo más destacado de las últimas horas ha sido la decisión de Estados Unidos de enviar bombas de racimo a Ucrania. Se trata de unos peligrosos artefactos que cuando son disparados se abren y sueltan cientos de pequeñas bombas. "Están prohibidas en más de cien países, no en Estados Unidos, ni en Rusia, ni en Ucrania", según explica Guillermo Vila en La Mañana del Fin de Semana.

La OTAN, de perfil

Por lo pronto "no hay detalles exactos de cuántas ni cuáles, pero la cuestión es un problema serio para la imagen de la Alianza que está dividida internamente sobre la conveniencia de estas bombas ante los recelos de varios miembros".

Aunque su naturaleza indiscriminada y sus riesgos para los civiles han generado un amplio rechazo de la comunidad internacional a su uso, la OTAN no tiene una posición fijada sobre las bombas de racimo por una razón; "hay Estados miembros que han firmado la Convención sobre Municiones en Racimo, que las prohíbe y otros que no", advierte la corresponsal de COPE en Bruselas, Paloma García Ovejero.

Se trata, de "un tratado vinculante que se acordó en Oslo hace 15 años y que prohíbe su uso, su producción, su almacenamiento y su envío".

Según el texto, los restos de este tipo de bombas "matan y mutilan a civiles, incluidos mujeres y niños", "impiden la rehabilitación y reconstrucción posconflicto" y "atrasan o impiden el retorno de refugiados", entre otras cosas.

Hasta ahora, 123 países han ratificado o al menos firmado la Convención, entre ellos varios miembros de la OTAN como el Reino Unido, Francia, Alemania y España.

En el momento de su entrada en vigor, en 2010, el entonces secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, dijo que este nuevo instrumento suponía un "paso adelante para el desarme global", recogió entonces la cadena BBC.

Sin embargo, las principales potencias militares, como Estados Unidos, Rusia y China, no han firmado el acuerdo, como tampoco lo han hecho países como Ucrania, Israel, Pakistán o la India.

Este viernes, el secretario General de la OTAN, se lavaba las manos. James Stoltenberg no ha querido tomar partido y ha señalado que se trata de "una decisión individual de cada aliado enviar o no armas y suministros militares a Ucrania, son los gobierno los que tienen que tomar esta decisión y no la OTAN como Alianza".

Stoltenberg ha explicado que tanto Rusia como Ucrania están usando estas polémicas bombas pero con una diferencia: Rusia para atacar, y Ucrania para defenderse.

¿Qué son?

Las bombas de racimo han estado durante décadas en el punto de mira de organizaciones promotoras de los derechos humanos y defensores del control de armas, que consideran que deberían ser ilegales por el gran peligro que entrañan para la población civil.

Las bombas de racimo se utilizaron por primera vez en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Fueron diseñadas para destruir múltiples objetivos militares dispersos, como formaciones de tanques o infantería, y causar la muerte o lesiones a los combatientes.

En concreto, consisten en un contenedor que se abre en el aire y dispersa una gran cantidad de submuniciones explosivas o "bombetas" sobre un área amplia, que puede llegar a ser de un radio de entre 200 y 400 metros.

Algunos modelos pueden liberar más de 600 submuniciones que están diseñadas para estallar al impactar contra el suelo, aunque algunas no detonan y se quedan enterradas.

Esas "bombetas" que se quedan en el suelo pueden suponer un peligro para la población civil que es comparable a las minas terrestres, ya que pueden estallar años después cuando un civil pasa por el área, provocándole la muerte o graves heridas.

¿Quién las ha usado en la guerra de Ucrania?

Human Rights Watch (HRW) asegura que tanto Rusia como Ucrania han utilizado ese tipo de armamento en la guerra en Ucrania, pero asegura que Moscú lo usa de manera más frecuente que Kiev.

De acuerdo con HRW, Rusia ha recurrido a ese armamento en varias ocasiones. Uno de los incidentes que la organización ha investigado es el ocurrido en abril de 2022, cuando un misil balístico ruso equipado con una ojiva de municiones de racimo estalló sobre la abarrotada estación de ferrocarril de Kramatorsk, en el este de Ucrania, y causó la muerte de al menos 58 civiles.

Las fuerzas ucranianas, según un informe de marzo de Naciones Unidas, también usaron bombas de racimo en 2022 en la ciudad de Izium, en el este de Ucrania.

"Guerra mundial"

Por su parte el embajador de Rusia en Estados Unidos, Anatoli Antonov, considera que la decisión de enviar bombas racimo a Ucrania es otra provocación estadounidense que "acerca a la humanidad a una nueva guerra mundial".

Antonov ha calificado la actuación de EEUU como un "gesto de desesperación" que, a su parecer, pone de manifiesto que el país norteamericano "y sus satélites se han dado cuenta de su impotencia".

En este sentido, el representante de Rusia ha denunciado "la brutalidad y el cinismo" con que las autoridades estadounidenses han abordado "el tema de la entrega de armas letales a Kiev".

El embajador ruso ha señalado, en declaraciones a los medios de comunicación, que "las provocaciones estadounidenses están realmente fuera de escala" y que Washington está "tan obsesionado con la idea de derrotar a Rusia que no se da cuenta de la gravedad de sus acciones".

La injerencia de la potencia occidental "solo provoca más bajas y prolonga la agonía del régimen de Kiev", reza un comunicado compartido en el canal de Telegram de la Embajada rusa.

Desde Rusia han denunciado, además, que Estados Unidos "ha ignorado las opiniones negativas de sus aliados sobre los peligros del uso indiscriminado de municiones racimo", del mismo modo que ha hecho "la vista gorda ante las bajas civiles".

No obstante, Antonov ha asegurado que "bombardear a la república con armas occidentales de ninguna manera obstaculizará el camino hacia los objetivos de la operación militar especial destinada a erradicar las amenazas de seguridad de la Federación Rusa, incluido el nazismo alimentado en Ucrania".

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