La vida de los migrantes que llegan de Canarias y que se han adaptado a España: "Han sido utilizados como arma política"

Fernando de Haro comparte la mañana con los migrantes acogidos en la parroquia de Santa Irene, en Madrid, que cuentan cómo han sido estos meses en España: "Pensé que podía morir en el barco"

Luis Calabor

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

      
      
             
      

La vida de los migrantes sigue siendo uno de los puntos candentes en la actualidad española, y con diferencia. Y es que los datos son contundentes: según el último balance de inmigración irregular en España del Ministerio del Interior, cerca de 27.000 migrantes han llegado a las costas de España en lo que llevamos de 2024. El 74% de ellos llegaron a Canarias, que es con diferencia la Comunidad Autónoma que más migrantes recibe.

Hay varias iniciativas para ayudar a las personas que llegan a España, como la Casa del Migrante

Eso sí, luego muchos de estos migrantes van a buscarse la vida a otros sitios. Uno de ellos es Madrid, donde cerca de una veintena han tenido cobijo en la parroquia de Santa Irene. Fernando de Haro, director de La Mañana del Fin de Semana, ha visitado este templo y a su párroco, Javier, que describe cómo es la vida de estas personas que han tenido que venir a España a vivir.

"Generalmente aquí vienen muchas personas jóvenes, subsaharianas, de Mali, Senegal, Guinea Conakry, Gambia... Y son personas jóvenes y vienen solas. Muchos de ellos han venido en pateras. Por ejemplo, ahora de los 19 que han pasado por aquí, diez han venido por alguna de las islas del archipiélago canario, otros han venido por Almería y otros han venido por avión", relata el párroco.

Hay varios a los que no les queda otra que saltar, por ejemplo, la valla de Melilla

Una de las cosas que más lamenta Javier es ver cómo estos migrantes han sido utilizados para motivos políticos, y cómo existen unos prejuicios que en el caso de los vecinos no han existido. "Ya es la dudadecima vez que vienen aquí jóvenes, y han estado con ellos, han conversado, les han traído la cena, les han acompañado, resulta que no tienen ningún problema xenófobo. No tienen ningún problema porque conocen sus historias, conocen sus vidas. Personalmente creo que se está utilizando mucho como arma política y no se está informando suficientemente bien a la sociedad, entonces nos movemos más por sentimientos, por impulsos, y nos están manejando un poquito en ese tema, ¿no? Y se nos olvida eso de ser personas", explica Javier a Fernando de Haro.

"PENSÉ QUE PODÍA MORIR EN EL BARCO, PORQUE VI A GENTE MORIR"

A su llegada, Fernando de Haro se encontró a los migrantes desayunando, tras lo cual muchos se irán a "aprender español, otros a arreglar papeles, otros a buscar trabajo, y luego por la tarde volverán" a la parroquia, según relata Javier. Ahí cuentan con ducha, alojamiento, internet y televisión, para poder rehacer su vida de la mejor manera posible. Además, la cena la trae, cada día, una familia del barrio, que colabora sin ningún ánimo de lucro.

Junto a Javier, Fernando de Haro también pudo hablar con Ibrahim y Seidina, dos migrantes que están viviendo en la parroquia. "Llevo un año y dos meses en España. Vine aquí con mi visa. Cuando llegué aquí, yo vivía en un hotel. Una semana, mi dinero estaba terminado, yo no sabía cómo hacer, me dan ayuda para darme un sitio para dormir. No he sentido que los españoles me hayan tratado mal. El español es muy amable, muy simpático", relata Ibrahim.

      
             
      

Seidina ha tenido que vivir experiencias muy, muy traumáticas. "Llevo ocho meses en España. Llegué por barco a Canarias, a Tenerife, desde Dakar. Tuve que pagar como 350 euros. Fue un viaje muy difícil. Solo tuve dos días de comida y agua. Pensé que podía morir en el barco, porque ví a gente morir en el barco. Ahora, soy profesor de skateboarding. En España nunca me han tratado mal", señala. Una nueva oportunidad y, sobre todo, una manera de salir del infierno que han tenido que vivir.

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