Los crímenes de Luis Alfredo Garavito, “la bestia de Génova”

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El colombiano Luis Alfredo Garavito, conocido popularmente como “la bestia de Génova”, usaba siempre un mismo modus operandi. Salía a pasear como un depredador al acecho, buscando niños pertenecientes a familias de bajo nivel económico, pero que le resultaran atractivos a la vista. Los encontraba habitualmente en parques infantiles, en canchas de futbol, en mercados, en barriadas. Para engatusarlos, conversaba animadamente con ellos para ganarse su confianza, y luego les ofrecía dinero y les pedía que lo acompañaran a dar un paseo.

Por el camino, Garavito tomaba una botella de brandy. Decía que era un capaz de matar estando sobrio. Ya en un lugar apartado, lejos de miradas indiscretas, “la bestia de Génova” amarraba a su víctima para poder golpearla a placer. Aquellos niños recibían patadas en la cara, en el pecho, en las piernas. Con auténtica saña, el agresor les pisoteaba las manos hasta que se quebraban sus huesos, y saltaba sobre el vientre para romperles las costillas.

Como buen fetichista de manual, guardaba en casa un calendario y una libreta donde iba anotando todas y cada una de sus fechorías, y conservaba aquellos recortes de periódicos en los que se hablaba de los niños muertos y del dolor de sus familias.