LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
La petición en la cárcel de Sandra Ávila Beltrán, la mujer que inspiró La Reina del Sur: "Que no venga"
En "La Noche de Adolfo Arjona" hablamos de la mexicana que se convirtió en una de las mujeres más poderosas del Cártel de Sinaloa
Sevilla - Publicado el
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La suya es una vida de novela y podría llamarse “La Reina del Sur”. Una vida de película de Hollywood. De esas de glamour y muchos secretos debajo de la alfombra, (roja, por supuesto). Una vida con muchas luces y demasiadas sombras.
Arturo Pérez-Reverte la llamó Teresa Mendoza en su novela publicada en 2002. Pero su verdadero nombre es Sandra Ávila Beltrán. Ahora podemos conocer su vida en una serie de televisión interpretada por Kate del Castillo.
Carlos Meza, corresponsal mexicano en España y natural de Sinaloa, le ha desvelado a Adolfo Arjona que su destino estuvo marcado desde niña: La madre de la mexicana, María Luisa Beltrán, tenía parentesco con algunos jefes de la droga mexicana, pertenecientes a los Cárteles más importantes de la droga: Tijuana, Sinaloa y Ciudad Juárez. De hecho, su tío, Miguel Ángel Félix Gallardo, apodado “El Padrino”, estaba considerado en los 80 el gran jefe de la droga mexicana: "el jefe de los jefes”.
Sobreviviendo en un mundo de hombres
Debido a su inteligencia y belleza, los medios la bautizaron como “La Reina del Pacífico”. En un mundo de hombres, Sandra Ávila Beltrán no solo sobrevivió: Se convirtió en la narcotraficante más poderosa de México.
Dicen los que la conocen, que cuando la ves por primera vez, lo que más llama la atención de Sandra Ávila Beltrán es su imponente físico. A la mexicana se le atribuyen relaciones amorosas con dos de los grandes capos de las últimas épocas, y según cuenta Carlos Meza, uno de los aspectos que más impresionó cuando la detuvieron en 2007 fue la forma en la que se desenvolvía en una situación tan tensa. "La risa socarrona y la forma con la que se dirigía a los agentes que la interrogaron, no dejó a nadie indiferente".
El sueño que nunca cumplió
Aunque su sueño era ser periodista, no pudo ser. A los 18 años se trasladó a la ciudad mexicana de Guadalajara, donde se matriculó en Ciencias de la Comunicación. Cuentan sus compañeros de clase que llegaba a la universidad en coches de lujo y siempre llevaba joyas de oro muy ostentosas.
Pronto, a los grandes lujos le acompañarían la sangre y la vendetta, que dirían los italianos. Sandra Ávila Beltrán vivió el asesinato de su hermano mayor en Tijuana. Su primer marido fue acribillado cuando su hijo tenía un año y medio. A su segundo esposo lo apuñalaron en un hospital mientras se recuperaba por una infección estomacal.
Su única petición en la cárcel
Su único hijo fue secuestrado con 15 años y tras dieciocho días de angustia, fue liberado tras pagar un rescate de más de 1 millón de dólares. Aquel pago fue una pista para la policía , así que Sandra se vio obligada a huir y a vivir como una fugitiva. Según las autoridades mexicanas, podría haber blanqueado más de 22 millones de dólares. Fue detenida en 2007 en Ciudad de México mientras almorzaba en un restaurante. Cuando estaba presa, pidió que no permitieran que su madre fuera a verla a prisión.
En 2015 fue liberada, desde entonces habría recuperado más de 450.000 euros (12 millones de pesos) y en 2020 consiguió que se le liberaran algunas cuentas bancarias.
Y aunque los corridos no lo cuentan, los que la han conocido coinciden: Sandra Ávila Beltrán es una mujer con mucho carácter que en estos momentos se mueve entre Guadalajara y Culiacán. Una mujer inteligente. Una mujer que protege a los suyos de ese mundo hostil que es su vida. Como hacen los jaguares que habitan en la selva Lacandona. En el mismísimo México. Sin ir más lejos.
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