DETENIDO EN 2008

Secuestro, abusos y siete hijos con su propia hija: las aberraciones del monstruo de Amstetten

Josef Fritzl encerró en un sotáno a su hija, Elizabeth, siendo solo una niña; fue liberada tras 24 años de cautiverio

Carmen Cerbán

Málaga - Publicado el - Actualizado

4 min lectura

Tras una puerta de hormigón de trescientos kilos de peso… custodiada por un panel con un código secreto… se ocultaba un zulo de gruesas paredes insonorizadas en el que la joven Elizabeth vivió encerrada durante veinticuatro años. Allí llegó siendo apenas una niña y allí creció maniatada y sedada para ser una presa fácil, obediente y sumisa.

En la entrada de aquella prisión casera ubicada en el subsuelo de una vivienda de la localidad austríaca de Amstetten, podría haber encajado perfectamente un cartel con un lema que rezara: “Acceso al infierno”.

SECUETRADA POR SU PADRE

La joven Elizabeth no había sido secuestrada por unos desconocidos... fue su propio padre, Josef Fritzl, quien la encerró contra su voluntad… Y también fue su propio padre quien, en numerosas ocasiones, abusó de la joven, abusos de los que nacieron siete hijos. Tres de ellos crecieron con su madre en aquel zulo, otros tres fueron criados por Fritzl y su esposa, a la que contó que Elizabeth había caído en las redes de una secta y que debían cuidar de sus hijos. El séptimo bebé nacido de aquellos abusos no sobrevivió al parto... fue incinerado por su propio padre... por su propio abuelo.

'El monstruo de Amstetten' encerró a su hija en 1984 y a menudo tenía que bajar a aquel zulo a llevar comida para ella y los tres hijos que se criaron allí. A su esposa le hacía creer que aquel era su despacho... al que no debía entrar. Y así pasaron 24 años hasta el día en que comenzó a escribirse la nueva historia de la joven Elizabeth.

La visita al hospital de una de las hijas nacida de los abusos levantó las sospechas de los médicos, que pusieron sobre aviso a la Policía. Tras inspeccionar la vivienda, los agentes descubrieron el sótano de los horrores. Josef, una auténtica bestia, fue detenido en 2008.

PRISIÓN DE ALTA SEGURIDAD

Josef Fritzl fue sentenciado a cadena perpetua, condena que se ordenó que cumpliera en el psiquiátrico de una prisión de alta seguridad en Viena… en la conocida como “sala de delincuentes mentalmente perturbados”. Allí fue internado alejado del resto de presos. Nunca... nadie... ni su esposa, ni ningún otro familiar... fue a visitarlo.

'El monstruo de Amstetten' jamás sintió remordimiento por sus actos y justificó su comportamiento diciendo: “Sabía que Elizabeth no quería que le hiciera eso. Sabía que la estaba hiriendo. Pero el impulso de probar el fruto prohibido fue demasiado fuerte. Era como una adicción”.

EL PAPEL DE LA MADRE DE ELIZABETH

Según el investigador privado y jefe de Seguridad, Enrique Vega, Elizabeth, “aunque sufría abusos desde los 11 años, fue drogada y arrastrada al zulo con 18 años, permaneció encadenada a la pared durante meses y no tuvo contacto con ninguna otra persona durante los primeros cuatro años”.

Añade que la joven nunca tuvo contacto con su madre; la confianza de Rosemary en su marido y su aceptación de la versión hizo el resto”. “Despues de su encarcelamiento nunca visito a su marido en la carcel”, añade Vega.

JUICIO CONTRA 'EL MONSTRUO DE AMSTETTEN'

Un año después de ser descubierto, en 2009, comenzó el juicio contra 'El monstruo de Amstetten', que se enfrentó a cargos de incesto, secuestro, violación y esclavitud. Según el juez Bernardo Pinazo, Josef Fritzl, “aunque en un primer momento se negó a declarar, después confesó los hechos que posteriormente se probaron”.

“Hasta el día del juicio, el 16 de marzo de 2009, el pederasta fue sometido a diversos análisis psicológicos y psiquiátricos. Se demostró que no padecía ningún trastorno mental y que era del todo “imposible” que estuviese permanentemente bajo los efectos del alcohol, tal y como la defensa intentó argumentar”, añade el juez. Según recuerda Pinazo, Fritzl había admitido el 16 de marzo de 2009, al abrirse el juicio, los cargos de incesto, violación y secuestro, pero había rechazado los de esclavitud y asesinato.

“El 18 de marzo, el acusado admitió todos los cargos en un sorprendente cambio de estrategia en el tercer día de juicio, realizado en el tribunal; finalmente, un jurado popular determinó que Fritzl era culpable de los delitos anteriormente mencionados y lo condenó a cadena perpetua e internamiento psiquiátrico”. “Pero nunca se arrepintió”, añade.

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