LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
Shoko Asahara: un gurú loco y con aires de grandeza
El líder de la secta "La Verdad Suprema" atentó en el metro de Tokio con gas sarín
Málaga - Publicado el
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El 20 de marzo de 1995, los pasajeros del metro de Tokio se enfrentaron a una tragedia que el pueblo japonés nunca olvidará. A las 8 de la mañana, en hora punta, dieciséis estaciones de cinco líneas se vieron afectadas por un extraño gas, que comenzó a manar de diferentes artilugios hábilmente escondidos bajo los asientos.
Era gas sarín… un gas venenoso creado por científicos nazis durante la Segunda Guerra Mundial. Una sola gota produce un vapor letal capaz de matar a un hombre… actuando sobre el sistema nervioso y afectando a la vista y a los pulmones. De no remediarlo a tiempo, llega a producir una parada cardiorrespiratoria… y la muerte.
Miles de japoneses comenzaron a huir en un estado de caos que produjo peligrosas avalanchas. Ya en la calle, los pasajeros se revolcaron en el suelo entre estertores, algunos vomitando sangre. El balance fue terrible: doce muertos, quinientos heridos en estado grave, y cinco mil heridos de diferente consideración. Tras el atentado terrorista se encontraba la secta “La Verdad Suprema”, un movimiento religioso de dudoso origen, que usaba caprichosamente las bases del budismo, y que estaba liderado por Shoko Asahara, un falso gurú con aires de grandeza que, indignado por no haber tenido suerte al presentarse a las elecciones para erigirse como primer ministro, creyó que todo Japón estaba en su contra. Para él, su país era el enemigo a destruir. Una vez detenido, Shoko fue acusado de ordenar veintisiete asesinatos, y sentenciado a morir en la horca sin posibilidad de derecho para apelar. El 6 de julio de 2018, Shoko y otros siete miembros de la secta, fallecieron sobre el patíbulo.
Se cumplen 28 años de aquel atentado con gas sarín en el que murieron 27 personas y 6.000 resultaron heridas. Detrás estaba la secta "La verdad suprtema", cuyo líder era Shoko Asahara. Por aquel entonces tenía cuarenta años y respondía a una completa y retorcida estructura mental, con brotes de personalidad megalómana, narcisita, antisocial y psicopática. Una mente capaz de idear y ejecutar un terrible plan.
La secta "La verdad suprema" utilizó gas sarín, creado por científicos nazis durante la Segunda Guerra Mundial, para ejecutar su plan en el metro de Japón. En 1993 el gas sarín fue declarado arma de destrucción masiva y, por tanto, desde entonces quedó prohibida su prohibición y almacenaje.
QUÉ QUEDA DEL ATENTADO
Juan Luis López Aranguren es, miembro del grupo de investigación Japón de la Universidad de Zaragoza y profesor del Máster de Estudios Japoneses en la misma universidad.
El profesor ha escrito el capítulo de un libro para la universidad que se titula "Gas sarín, sectas y propaganda en Japón: El conflicto entre libertad de expresión, religión y seguridad a raíz de los ataques de Aum Shinriky?" y nos ha contado que la naturaleza de las sectas en Japón es ecléctica. 'Son mezcla de una serie de ideas mas diversas que las meramente religiosas, económicas o políticas' dice el profesor López Aranguren,
Aquel atentado sigue estando de actualidad porque hay elementos de a secta "La verdad suprema" que han sobrevivido. 'Fundaron dos organizaciones hijas y una de ellas hasido condenada a pagar a las víctimas de los atentedos de 1995 una indemnización por considerarla heredera de la que hizo el atentado' asegura el profesor.
'Todavía existen brotes de aquella primera secta que aunque dicen que condenan la violencia, son motivo de preocupación para las autoridades japonesas porque están realizando movimientos de captación' asegura José Luis López Aranguren.