Lo que no sabías de "Verano Azul": Las buganvillas de Mercero y un buen sueldo para una yegua
En "La Noche de Adolfo Arjona" recordamos esos veranos de antes, cuando escuchábamos al "Duo Dinámico" en los guateques y cada tarde veíamos la serie rodada en Nerja
Sevilla - Publicado el
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Se fueron. Ya no existen aquellos veranos en los que las vacaciones eran en el pueblo de los abuelos. Veranos en los que nuestras madres se sentaban al fresco hasta la madrugada mientras jugábamos a la pelota o al teje.
Veranos en los que después de la siesta nos sentábamos todos juntos alrededor de la tele para ver "Verano Azul". Veranos en los que solo unos pocos afortunados viajaban unos días a Benidorm, a la Costa del Sol o a Torrevieja. Por supuesto, en coche.
A finales de los años 50, un nuevo automóvil revolucionaría la forma de viajar. En junio de 1957 salía de la fábrica SEAT el primer 600. A partir de ese momento, las carreteras empezaron a llenarse de aquellos coches.
Solo dos décadas más tarde, uno de cada cuatro automóviles que circulaban por las carreteras españolas era un Seat 600. Aunque no era precisamente barato (costaba 65.000 pesetas), se convirtió en el icono de una época.
La gran familia que cabía en un 600
Como le ha contado Juan Andrés Gallego, presidente del Club de Amigos de los Seat 600 de Leganés a Adolfo Arjona, la capacidad era de cuatro ocupantes, aunque las familias eran bastante más grandes: “Había pocas familias con solo cuatro personas. En el SEAT 600 entraba toda la familia y los enseres para ir a la playa. Nada se quedaba atrás. En cuanto al tamaño, era así de pequeño para abaratar costes y que la mayoría de familias pudiera tener uno”.
La velocidad máxima del primer 600 era de 95 kilómetros por hora. En cuanto a los extras, no existían. "Los accesorios que veíamos en el coche como el radiocasete, los ponía el propietario. Los últimos modelos llevaban el techo acolchado par impermeabilizar del calor al conductor y al resto de ocupantes".
Su diseño hoy nos resulta peculiar. El 600 tenía el maletero delante (donde iba también la rueda de recambio) y el motor detrás. Además, las puertas se abrían por delante. Según nos cuenta Juan Andrés Gallego, era así porque resultaba más funcional. De esta forma, "los ocupantes traseros podían entrar mejor. El problema era que si la puerta se cerraba mal y se abría mientras el coche estaba en marcha, el susto era tremendo."
Era un coche muy querido. Después de la Guerra Civil, la mayoría de vehículos eran muy exclusivos y no eran accesibles para la clase media. Cuando el 600 salió a la venta, se hizo muy popular. ¿El motivo? "La entrada era de 20.000 pesetas y la casa tardaba unos dos años en entregarlo y a los dueños les daba tiempo a ahorrar mientras se lo entregaban".
Veranos de guateques y "El Dúo Dinámico"
Y cómo no... Hablar de los veranos de antes es hablar del Dúo Dinámico. Por eso, Manuel de la Calva, componente del Dúo Dinámico junto a Ramón Arcusa, ha hablado con Adolfo Arjona de los orígenes del grupo.
El Dúo Dinámico revolucionó la música en España. Manuel de la Calva tira de memoria: “Mi padre me metió a los ocho años en el club de natación Barcelona. Fui buen nadador y viajé mucho por Europa. Hasta que un día mi padre me dijo: Eso de nadar está muy bien pero hace falta dinero en casa así que hay que trabajar”.
Manuel empezó entonces a trabajar en una fábrica: “Y es ahí donde conozco a Ramón Arcusa. Yo tenía un grupo de amigos con el que alquilamos un bar donde iban a cantar artistas de la época. Y las canciones que tocaban las tarareaba mientras trabajaba".
Y en la fábrica, donde Ramón tarareaba aquellas canciones, había alguien que hacía de segunda voz. Ese alguien era Ramón Arcusa: "Entonces me enteré que Ramón tenía un grupo musical y empezamos a tocar juntos. Incluso tocamos en la fábrica y en Radio Barcelona.. hasta que poco a poco empezamos a ser más conocidos".
Manuel y Ramón eran muy jóvenes cuando empezaron. Los primeros pasos con "El Dúo Dinámico" los dieron en 1959: “Por nuestro primer concierto en Barcelona cobramos 400 pesetas, y teníamos que darle el 10% al manager”.
Con la canción “Resistiré”, llegó el gran éxito. La grabaron en 1988: “Era algo que no existía en España. Por eso fue una gran revolución. Tiene un punto de jazz y sigue sonando muy joven.”
Manuel de la Calva recuerda veranos de mucho trabajo: “Hacíamos prácticamente una gala cada día. Nos pasábamos el día en la carretera. Hacíamos miles de kilómetros para dar conciertos. Compré un Ford de segunda mano, y Ramón otro, así que viajábamos en los coches.”
En la tele, "Verano Azul"
Y en aquellos veranos, a la hora de la siesta, veíamos “Verano Azul”, una serie estaba rodada en la localidad mañagueña de Nerja, que ha cautivado a todas las generaciones desde que se emitió en Televisión Española por primera vez en 1981.
Dirigida por Antonio Mercero, a lo largo de 19 capítulos contaba las historias de Bea, Desi, Pancho, Javi, Quique, Piraña, Tito, Chanquete y Julia.
Francisco Ortega Olalla, más conocido como Ayo, era (y sigue siendo) el dueño del chiringuito donde se grabaron las escenas de la playa. Y donde se reunía el equipo en torno a sus paellas. El rodaje duró diecisiete meses. Como nos cuenta Ayo: "Rodaron también en invierno. En verano rodaban las escenas de las hamacas y la playa, para que los actores no pasaran demasiado frío."
Ayo recuerda el día que conoció a Antonio Mercero: "Solo había un chiringuito a pie de playa abierto todo el año, y era el nuestro. Cuando Antonio Mercero llegó con su equipo para ver la localización, el chiringuito estaba lleno de buganvillas, la flor favorita de Antonio."
"Mi ex mujer, que era sueca, estaba en la caja cuando yo llegué. Recuerdo que llevaba una enorme barba con la que parecía un hombre de Neanderthal. Llegamos a un acuerdo y alquilaron las hamacas para rodar en la playa."
Ayo se convirtió incluso en actor. Podemos verlo en el capítulo “Sancho Panza”, donde uno de los personajes, Pancho, le roba una yegua blanca para conquistar a la chica que le gusta, Bea.
Ayo comparte la propuesta de Mercero con "La Noche de Adolfo Arjona": “Me dijo Antonio Mercero que quería rodar conmigo; y yo le dije que lo hacía si no tenía que pagar dinero. Me dijo Mercero que ellos me pagarían. Y así fue como cobré 45.000 pesetas por el capítulo. Además, me pagaron 30.000 pesetas durante cuatro años. 15.000 por mí y 15.000 por la yegua.” Nadie sabía entonces que esta serie se convertiría en una serie de varias generaciones. Ni Ayo. Ni los vecinos de Nerja. Ni el mismísimo Mercero.