LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
Arantxa Sánchez Vicario recuerda cómo vivió su primera gran victoria: “Indignadísima”
En 'La Noche de Adolfo Arjona', la tenista repasa su trayectoria deportiva: del poder mental a su grito de guerra en la pista
Málaga - Publicado el - Actualizado
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Con solo cuatro años comenzó a jugar al tenis y a los trece ganó su primer título nacional. Arantxa Sánchez Vicario hizo historia en el tenis femenino español y en 'La Noche de Adolfo Arjona' hace memoria de sus triunfos y retos sobre la pista.
“Todos mis entrenadores me han aportado algo, el tenis no es solo un juego de la muñeca, colocación, habilidades técnicas... si quieres estar arriba es muy exigente”, explica la deportista que destaca otra cualidad que hay que tener en la pisa: “El poder mental, en ocasiones, supone ganar un partido y eso también debe entrenarse”.
“Los medios de comunicación no nos dedicaban a las mujeres el tiempo que le dedicaban a los hombres, aunque también es cierto que en esos años no había figuras femeninas tan destacadas”, recuerda Sánchez Vicario sobre la repercusión mediática hace años del deporte femenino.
“INDIGNADÍSIMA”
En la charla con Adolfo Arjona, Arantxa Sánchez Vicario recuerda lo “indignadísima” que estaba tras su victoria en el Campeonato de España en 1985, con trece años, porque ella y su rival tuvieron que cambiar de pista durante el partido para dejarla libre la pista principal para la final masculina que iba a ser retransmitida por televisión. Una final que, por cierto, ganó su hermano Emilio. Un disgusto que Arantxa compartió con los allí presentes cuando tuvo el turno de palabra durante la entrega de premios.
Arantxa Sánchez Vicario fue la primera tenista española en ganar un Grand Slam, el torneo de Roland Garros en cuya final de 1989 se impuso a Steffi Graf. La tenista recuerda que su preparación psicológica en aquel partido fue superior a la de su rival.
SU GRITO DE GUERRA
Su famoso “¡Vamos!”, el grito de guerra de Sánchez-Vicario, “es la suma del esfuerzo que requiere la preparación, el sacrificio por la infancia y adolescencia perdidas, el sufrimiento físico... pero, sobre todo, es un mensaje en respuesta al punto que acabas de ganar, el punto que puede cambiar el rumbo del partido... y ese mensaje solo se puede expresar gritando como yo gritaba”.
Sobre su retirada del tenis a los 30 años, asegura que detrás hubo tanto motivos personales como profesionales. El rendimiento “no era igual que cuando tenía veinte años, pero la experiencia compensaba sobradamente la edad”. Aún así, las lesiones la llevaron a tomar la decisión de abandonar las pistas.
“Siempre he tenido claro que me retiraría en lo más alto, porque una retirada a tiempo es una victoria”, sentencia la tenista. Ahora vive en Miami y “en Estados Unidos estoy contenta, aprendiendo muchísimo, pero siempre que puedo intento escaparme con mis hijos a España”.
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