Grandes masacres: Winnenden y Pozzeto

Abrimos dos expedientes que nos hacen recordar dos masacres que dejaron una huella en la historia criminal de Alemania y de Colombia, y donde personas inocentes que nada tenían que ver con los asesinos, terminaron muriendo de manera repentina y violenta.

Cuando dieron la 9 de la noche en el reloj del restaurante Pozzeto, en Bogotá, Elías Delgado entró un instante en el cuarto de baño, y salió con un revólver en la mano. Pasando entre las mesas, amenazó a los comensales para que se tiraran al suelo, bocabajo, fingiendo que se trataba de un atraco, para luego dispararles en la nuca.

Pocos minutos después había gastado trescientas balas, dejando a catorce personas muertas, y a quince heridas de gravedad, seis de las cuales fallecerían más tarde. A continuación apuntó con el arma a su cabeza, gritó: “mi nombre es Legión”, y se pegó un tiro, muriendo al instante.

Era el 4 de diciembre de 1986. Elías ya había matado horas antes a su madre. a una alumna y a su progenitora, a tres vecinas, y a tres estudiantes. Y un detalle inquietante: el asesino era un boina verde, un veterano de la guerra de Vietnam.

Abrimos también el expediente de la masacre de Winnenden, en Alemania.

El 11 de marzo de 2009, a las 9:30 de la mañana, Tim Kretschmer se adentró en las instalaciones del colegio Albertville, vestido con uniforme de combate, y acompañado de una Beretta de 9 milímetros y más de doscientas balas.

Saltando de aula en aula, fue disparando de manera indiscriminada contra alumnos y profesores. Aquella triste jornada acabaría con la vida de nueve estudiantes, tres maestros, un transeúnte y dos empleados de un concesionario, suicidándose de un tiro al ser acorralado por la policía.