Landru, Kurten y DeSalvo: asesinos de cine
Los tres protagonistas de nuestra crónica negra encontraron un hueco en el mundo del cine.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Era la otra cara de la moneda de la Viuda Negra. Le decían “el barba azul de Gambeis”, y pudo haber asesinado a más de 300 mujeres para quedarse con su dinero. Henry Desiré Landru fue un hombre con tal carisma, que estando sobre el estrado, declarando por haber matado sin piedad, las mujeres se desmayaban locas de amor, o le mandaban cartas a la cárcel en las que le proponían matrimonio.
Como segundo plato de nuestro expediente, tendremos la inquietante presencia de un vampiro: “el vampiro de Dusseldorf”. Aunque sólo se demostraron trece homicidios causados por Peter Kurten, se le suponen decenas de crímenes, muchos de ellos con una siniestra particularidad: el asesino se bebía la sangre de sus víctimas con auténtico placer. No en vano se enfrentó a su decapitación lleno de ilusión. Decía que deseaba escuchar el torrente de su propia sangre al partirse en dos su cuello.
Cerraremos el periplo con un auténtico depredador sexual: Albert DeSalvo, apodado “el estrangulador de Boston”, un psicokiller obsesionado con el sexo que abusaba de sus víctimas, y que luego las dejaba en extrañas posturas para burlarse de las autoridades. Ninguna mujer estuvo a salvo en su entorno durante sus dos años de actividad delictiva.