LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA

Barracón 24: El prostíbulo secreto dentro de Auschwitz que salvaba a las mujeres de la muerte

'La Noche de Adolfo Arjona' traspasa las puertas de este burdel, donde más de 200 mujeres fueron obligadas a prostituirse

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Barracón 24: El prostíbulo secreto dentro de Auschwitz que salvaba a las mujeres de la muerte

Carmen Cerbán

Málaga - Publicado el

3 min lectura

En 'La Noche de Adolfo Arjona' cruzamos la puerta del barracón 24 de Auschwitz. Allí no se hacinaba a los presos de los nazis, tampoco estaba el crematorio... allí lo que funcionaba era un burdel donde más de 200 mujeres fueron obligadas a prostituirse.

No solo en Auschwitz, en otros nueve campos de concentración también existieron prostíbulos. El primero se abrió a mediados de 1942 en Mauthausen y el último se abrió a principios del 45 en Mittelbau-Dora, aunque el de Auschwitz fue el más numeroso. Se trata de uno de los aspectos más desconocidos de aquella oscura etapa de la Europa del siglo XX.

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LA CREACIÓN DE LOS PROSTÍBULOS

Según cuenta en 'La Noche de Adolfo Arjona' Gutmaro Gómez, autor de 'Esclavos del Tercer Reich', de la editorial Cátedra, el jefe de las SS, Heinrich Himmler, fue quien ordenó la creación de los prostíbulos, “un sistema de incentivos que parece que tiene su origen antes de la guerra, como una especie de sistema para combatir la homosexualidad”.

“A partir de 1940 y, sobre todo, de 1942 lo van reorientando hacia ese programa de incentivos relacionado con la guerra, junto con mejoras en las condiciones sanitarias, en la comida...”, añade el experto.

“Resulta tremendo ver la racionalidad con la que se seleccionaba” a las mujeres que serían obligadas a ejercer la prostitución en los campos de concentración nazis. “Tenían que ser de nacionalidad alemana, jóvenes, sanas y, según la normativa nazi, tenían que ser asociales, es decir, presas que hubieran ejercido antes la prostitución, lo que “limitaba” el número de reclusas que cumplían esas condiciones.

Gutmaro Gómez explica que las mujeres, “una vez seleccionadas, no se podían negar” y, además, era una forma de “salvarlas de la muerte”, trabajaban “en condiciones increíbles en invierno, al aire libre, en condiciones muy duras... y pasar al prostíbulo era una especie de salvación clara”.

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LOS CLIENTES DEL PROSTÍBULO

¿Quiénes eran los clientes del prostíbulo de Auschwitz? Según Gómez, se trata de una cuestión controvertida. “Lo que estaban intentando promover con los clientes era el sistema de jerarquía de las SS”, de forma que quienes podían acudir al burdel eran “aquellos presos destacados, los mejores trabajadores”.

En el burdel de Auschwitz había marcadas unas normas muy claras. Según una información del diario ABC, “el acto sexual no podía durar más de veinte minutos, solo se permitía la postura del misionero y en todo momento eran vigilados por un guardián, que miraba a través de un agujero en la puerta para que se cumpliera la prohibición de hablar”.

NORMAS EN LOS PROSTÍBULOS

Gutmaro Gómez explica que se trata de “las mismas normas que regían la prostitución en Alemania y en toda la Europa ocupada y eso lo traspasan a los campos de concentración”. “Antes de cada coito está reglamentado que, tanto las prostitutas como los clientes, tenían que hacer un lavado de ácido láctico”. “El miedo que tenían era al contagio de tipo venéreo, no a otro tipo de cuestiones”, añade el experto en la entrevista con Adolfo Arjona.

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En relación a los embarazos de aquellas mujeres obligadas a prostituirse en el burdel de Auschwitz, Gómez cuenta que los “abortos eran una cuestión cotidiana y están registradan la muerte por ellos”.

OCULTABAN SU EXISTENCIA

Como relata Arjona en el especial dedicado a mujeres que fueron presas de los nazis en campos de concentración, de los burdeles de los campos de concentración se ha sabido muy poco. De hecho, en los años del Holocausto los propios nazis ocultaban su existencia.

Sobre el escaso conocimiento acerca de la existencia de los prostíbulos, Gutmaro Gómez explica que, después de la liberación, “tanto unos como otros tuvieron vergüenza de contar este tipo de cuestiones porque, en realidad, la mayor parte de las relaciones sexuales fue entre los presos y el sistema que trató de redimir eso” fue el de los burdeles, por lo que “acabaron tapando una vergüenza con otra... y es algo que ha costado mucho conocer a través de documentación”.

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