LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA
Ronald Reagan, el defensor de América que se casó con una actriz perseguida en la caza de brujas de Hollywood
En "La Noche de Adolfo Arjona" descubrimos la faceta más desconocida del 40º presidente de Estados Unidos
Sevilla - Publicado el
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Hace no demasiado tiempo, en Hollywood, tras los focos y las cámaras, detrás del glamour y las alfombras rojas, hubo una caza de brujas que acabó con la carrera y la vida de grandes nombres de la industria del cine.
Es la América de los años 50. La América que se despertaba con los titulares de la Guerra Fría y la URSS cada mañana. Una América que en esa época tenia un gran enemigo: la Unión Soviética. Esta rivalidad llegó hasta la Industria del Cine, donde cualquiera que fuera sospechoso de simpatizar con el comunismo, era perseguido.
UNA CAZA DE BRUJAS BAJO LA ALFOMBRA ROJA
Fernando Martínez Laine, autor de “Espías del Imperio”, le ha contado a Adolfo Arjona que durante la caza de brujas hubo chivatos y perseguidos. El primero en declarar voluntariamente fue el máximo jefe de la Warner, Jack Warner. Pero no fue el único.
El protagonista de “Adiós a las Armas”, Adolphe Menjou, dijo ante el Comité: “Soy un cazador de brujas si las brujas son comunistas”.
EL CHIVATO DE HOLLYWOOD QUE LLEGÓ A LA CASABLANCA
La lista de los chivatos fue creciendo. Muchos actores y directores “se mostraron encantados” de colaborar con el FBI y delatar a algunos de sus compañeros. Entre ellos, el presidente del Sindicato de Actores, Ronald Reagan. El protagonista de películas como “Camino de Santa Fe” o “El jugador”, fue considerado uno de los grandes chivatos de Hollywood.
Sin embargo, hubo una actriz a la que ayudó en mitad de la mayor caza de brujas vivida en la industria del cine. Pero, ¿Quién era ella? Su nombre era Nancy Davis, una joven actriz que estaba por error en esa lista negra.
Él la ayudó y consiguió que su nombre desapareciera de la temida lista. Así empezaron una relación que terminaría con dos hijos y un segundo matrimonio para Reagan que unos años más tarde se trasladaría en la Casa Blanca. Y fue así como aquella joven se convirtió en Nancy Reagan, la primera dama de Estados Unidos.
WALT DISNEY, ¿CHIVATO O PERSEGUIDO?
Pero Reagan no fue el único. Otros nombres de la industria, como Walt Disney o el actor Gary Cooper también delataron a sus compañeros. El dibujante denunció que varios de sus colaboradores eran comunistas.
Y cuenta la leyenda que acusó a uno de sus trabajadores de ser un espía comunista. La realidad es que no lo era y que esta acusación habría sido un castigo porque el empleado había organizado una huelga.
"VACACIONES EN ROMA" Y LA PERSECUCIÓN DE UN GENIO
Esta persecución comenzó con “Los diez de Hollywood”, la primera lista que se dio a conocer. Todos los que aparecían en ella fueron llamados a declarar. Decidieron acogerse a la Primera Enmienda de la Constitución Americana, negándose a colaborar. Tuvieron que pagar 1.000 dólares y fueron a la cárcel por "desacato al Congreso”. La caza de brujas iba en serio.
En esa lista acusatoria aparecía el guionista Dalton Trumbo, premiado con dos Oscar durante su carrera. Para conseguir la estatuilla por “Vacaciones en Roma” y “Bravo” tuvo que firmar bajo seudónimo. Jamás asistió a una gala.
CHAPLIN: ACTOR, HUMORISTA, DIRECTOR... Y PERSEGUIDO
Tampoco se libraría de la persecución el gran Charles Chaplin. Le denegaron el permiso de entrada al país y tuvo que exiliarse en Europa durante el resto de su vida. Solo regresaría décadas más tarde para recoger el Oscar Honorífico.
También los actores más queridos del momento fueron delatados. El caso que más repercusión tuvo, el de John Garfield. El protagonista de “El cartero siempre llama dos veces” fue acusado de comunista. Después de testificar, las puertas de Hollywood se cerraron para él. Fue el castigo que recibió por declarar no pertenecer al Partido Comunista y negarse a dar nombres.
"EL NO DE HOLLYWOOD"
Ante estas persecuciones, un grupo de actores y directores se pone en pie de guerra y se manifiesta en las calles de Washington. Nombres como Humprey Bogart, Lauren Bacall, Henry Fonda, Billy Wilder, Groucho Marx o Frank Sinatra salieron en defensa de sus compañeros. Sin embargo, ante las amenazas, pronto se desvanecieron las protestas.
Y es que ya lo dijo Orson Welles: “Lo malo de la izquierda americana es que traicionó para salvar sus piscinas”.
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