LA NOCHE DE ADOLFO ARJONA

Timothy McVeigh: "decidí mandar un mensaje a un gobierno que se estaba volviendo crecientemente hostil"

Hizo explotar un camión cargado con 2.300 kilos de explosivos de nitrato de amonio y combustible junto a un edificio del FBI

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Timothy McVeigh: "decidí mandar un mensaje a un gobierno que se estaba volviendo crecientemente hostil"

Redacción COPE Málaga

Málaga - Publicado el

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Cuando Timothy McVeigh, a las 9 de la mañana del 19 de abril de 1995, aparcó el camión-bomba frente al edificio Alfred Murrah, en Oklahoma, eran muchas las imágenes que pasaron por su mente… una mente trastornada por el rencor hacia el FBI y el gobierno estadounidense.

LOS ANTECEDENTES

Rencor por el posible control en la posesión de armas de cara a civiles… Rencor por la muerte de la mujer y el hijo de Randy Weaver, un traficante de armas y defensor de su uso, que fue tiroteado en agosto de 1992… Rencor por el asalto al rancho de la secta de los davidianos en abril de 1993, donde los integrantes de este grupo religioso almacenaban armas, y donde murieron decenas de personas.

Ahora, Timothy creía tener en sus manos la posibilidad de realizar un contraataque al gobierno… una manera de devolverle el golpe. Un golpe representado en forma de un camión cargado con 2300 kilos de explosivos de nitrato de amónico y combustible.

EL ATENTADO

A las 9:02… el vehículo explotó, destrozando buena parte de un edificio en el que trabajaban empleados del FBI, y donde se albergaba una guardería para cuidar a los hijos de aquellos trabajadores.

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La onda expansiva se sintió en 48 kilómetros a la redonda, y el resultado no pudo ser más aterrador: 167 personas muertas… entre ellas 19 niños, y más de 500 personas heridas en un atentado que ha quedado en el recuerdo de todos los estadounidenses, como uno de los pasajes más tristes de su historia reciente.

LA HISTORIA

Se cumplen 28 años de esta masacre: 167 muertos por un ataque con camión bomba en Oklahoma. Un atentado gestado en la mente de un hombre llamado Timothy McVeigh. De niño se familiarizó con las armas por la afición de su abuelo paterno. A los veinte años ingresó en el ejército y acabó sufriendo el estrés postraumático propio de muchos soldados que regresan del frente. Te decía que la muerte de un traficante de armas y los sucesos en la secta Daviniana generaron en él un profundo rencor al Gobierno de los Estados Unidos y al FBI. A partir de ahí, ideó un plan: preparar una bomba y hacerla estallar en un edificio federal.

Jaime Villamuera es analista internacional y ha estado en La Noche de Adolfo Arjona para contar los detalles de esta historia, que se getó varios meses antes en Arizona aunque finalmente se elgió el edificio Alfred Murrah para cometer el atentado el 19 de abril de 1995. 'El edificio albergaba las oficinas regionales del FBI, de la DEA e incldo del ejército' cuena Jaime, 'y la fecha del 19 de abril la eligieron porque se cumplian dos años del asalto de los agentes federales al rancho de Texas donde estaba la secta que transformaba armas, que dejó muchos fallecidos'

Fueron 2300 kilos de nitrato amónico y combustible los que empleó para el atentado. 'El material lo fueron recopilando durante más de 6 meses hasta que fabricaron esta combinación letal, una mezcla con altísimas capacidades explosivas' asegura Villamuera.

Tras el atentado, Timothy McVeigh logró huir, pero acabó detenido poco después: la Policía le paró porque conducía un coche sin matrícula... el vehículo que tenía preparado precisamente para la huida. 'Dos días después del atentado fue puesto bajo custodia federal y el gobierno dijo que iba a pedir la pena de muerte' cuenta Jaime Villamuera. 'Los abogados de McVeigh iban a plantear una defensa de necesidad como justificación de sus actos, pero no lo hicieron al final porque tenían que demostrar que se encontraba en peligro inminente por parte del gobierno'.

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El juicio duró un mes, el jurado llegó a una veredicto unánime en tres días, y fue condenado a la pena de muerte. Se convirtió en el primer preso ejcutado en tres décadas.

Durante su estancia en prisión, McVeigh se carteó con un escritor interesado en su caso y en una de esas cartas explicó porque cometió el atentado.

Timothy McVeigh fue declarado culpable y condenado a muerte. En 2001, fue ajusticiado por inyección letal.