Álvaro Vizcaíno: “Cuando acepté que no podía más y que iba a morir… mi mente se reseteó y pude salir con vida”
El joven madrileño estuvo dos días colgando de un acantilado solo y gravemente herido después de resbalarse cuando paseaba por las dunas de Punta Paloma
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La historia de Álvaro Vizcaíno es la de un empresario madrileño, enamorado del surf que encontró en la isla de Fuerteventura su paraíso. Aunque allí casi encontró también la muerte. En septiembre de 2014, un día cualquiera, un día más en el que su plan era surfear, un resbalón inesperado lo dejó suspendido sobre las rocas, sosteniéndose en un precipicio del que, vivo o muerto, tenía que salir. Y salió, después de permanecer dos días solo y gravemente herido.
Álvaro caminaba por la ladera de una duna, cerca de la playa de Punta Paloma, en la costa oeste de Fuerteventura, una zona bastante inhóspita, cuando resbaló y quedó colgando en el acantilado.
“Fue como una película de Indiana Jones, pero en el último momento mis pies colgando y mis manos contra la arena consiguieron agarrarse. Aunque, a la vez, seguía cayendo arena, no sabía que era tan resbaladizo y no veía que había debajo”, así explicaba Álvaro Vizcaíno en La Noche de COPE, con Adolfo Arjona, cómo vivió los momentos más intensos de su vida.
La caída era de unos diez metros porque, según contaba Álvaro Vizcaíno, “esa costa es bastante uniforme y suponía que debajo había roca, que podía matarme si me caía”.
Asimismo, el surfista relataba que pasó por distintas fases mentales mientras se encontraba colgado de aquella roca: “Pasé de no creérmelo, a enfadarme conmigo por estar en ese sitio, y, finalmente, sopesé la realidad en frío y me di cuenta de que era muy difícil que sobreviviera. Entonces, me dio un ataque de pánico”.
“Lo único que tenía era el sentido del oído, y lo único que podía hacer era contar el período entre ola y ola, y la duda de si vendrá la siguiente o no”, contaba Álvaro Vizcaíno, que intentaba tirarse al agua cuando llegara una ola para aliviar el impacto.
Vizcaíno se propulsó con todas sus fuerzas usando sus brazos y giró la cabeza para tratar de evitar algún impacto al caer. Aun así, se rompió la cadera, la pelvis y la mano. En aquel momento, la sangre corría a borbotones y se desmayaba una y otra vez.
Una vez en el agua, y totalmente malherido, necesitaba llegar a la playa para poder pedir ayuda si llegaba algún barco, aunque se trataba de una zona poco transitada.
Sin embargo, no era capaz, llegó a dar por hecho que se ahogaría y ya se preparaba para la muerte. Pero, entonces, su mente se reseteó y consiguió llegar a esa playa, y salir vivo.
Álvaro Vizcaíno cuenta su historia en el libro ‘Solo’, de Ediciones B. Además, hay un documental homónimo, que protagoniza Alaín Hernández.