“En el interior de la mina no hay machismo, hay compañerismo”

Concepción Rodríguez y Blanca Colorado fueron mujeres pioneras que lucharon por la igualdad en la minería.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Si piensas en trabajos para hombres seguramente te vengan a a cabeza profesiones como albañil o mecánico. Y si piensas en trabajos para mujeres, pensarías en una profesora o una enfermera, pero no en una minera. En 'La Noche de COPE', hablamos del mundo de la minería, que hasta hace poco estaba reservado casi exclusivamente para hombres.

En 1985 Concepción Rodríguez inició una batalla legal contra Hunosa, una empresa estatal minera de Asturias. En 1992, el Tribunal Constitucional le dio la razón y reconoció el derecho de las mujeres a trabajar en las minas. Pero no fue hasta 1996 cuando ellas se empezaron a incorporar a ese mundo, tradicionalmente de hombres.

“Me dijeron que estaba loca, que no tenía derecho y que la ley me lo prohibía. Pero inspirada por otras compañeras, decidí echar una solicitud”, cuenta Concepción. Y allí empieza una batalla muy dura, y que la empresa Hunosa hizo caso omiso a estas solicitudes.

Un año después, empezaron a llamar a mujeres a reconocimiento. Solo nueve de más de cien lo pasaron, pero Concepción se queja de que “las que estábamos aptas no nos dieron el derecho a entrar a la mina”.

Ganó la batalla judicial contra Hunosa para que las mujeres pudieran trabajar en la mina, pero a ella nunca le dejaron hacerlo. “Yo ya estaba trabajando en la empresa de peón de exterior y cuando gané la sentencia, me cogieron de personal administrativo. Aunque me quedó la espinita de no haber entrado en la mina”.

Otra de las mujeres pioneras que cambiaron el mundo de la minería en España fue Blanca Colorado, que asegura “llevar la mina en la sangre”. Su abuelo, padre, marido y suegra se han dedicado a la minería, y ella también.

“Mi padre fue minero y falleció en un pozo, pero me dejó de herencia la posibilidad de que yo trabajase en la mina, porque solo se puede acceder a trabajar a través de un familiar directo o a través de convocatorias de necesidades que pueda tener la empresa”.

Además, cuenta qués sintió al entrar en el interior de una mina por primera vez. “Mi primera impresión fue miedo a los desconocido, tienes que tener los cinco sentidos activos. Hay oscuridad, calor, solamente ves con la luz de la lámpara. Requiere un esfuerzo físico superior, pero las mujeres lo pueden hacer”.

Empezó a trabajar en una mina en 2001 y fue la primera mujer en ocupar un cargo de presidenta de un sindicato minero. A pesar de que pueda parecer un mundo reservado para los hombres, Blanca destaca el compañerismo que vivió en su experiencia en las minas. “En el interior de la mina no hay machismo, hay compañerismo”, concluye.