“Rocío Cortés era espectacular, la felicidad personificada, la alegría por donde iba”

Merchi Ortega, amiga íntima de Rocío Cortés, habla en La Noche sobre las cualidades de la joven y sobre la terrible forma de morir que tuvo. “Esto no se supera tan fácilmente; por una enfermedad vale, pero… así no, así no. Morir así no se lo merecía mi amiga”, dice entre lágrimas una de las personas que más la conocían, no en balde eran miembro de una pandilla que se hacía llamar ‘Las pullas”.

Hoy se cumple exactamente un mes de la terrible muerte de Rocío Cortés, una joven de 25 años, que acababa de dar a luz a una niña… a Triana. Lo hacía en el Hospital de Valme, en Sevilla. Todo había ido bien, pero Rocío estaba agotada… Tenía ganas de descansar… de dormir un poco después de tantos nervios, emoción y dolor.

Probablemente estaba enredada en ese pensamiento cuando el celador que empujaba su camilla decidió cambiar de ascensor… Al parecer, en el que se habían montado, tenía algún problema.

Primero salió él. Después tiró de la camilla donde descansaba Rocío. Esa misma operación la había hecho cientos de veces en sus años como celador. Pero esta vez notó que algo no iba bien. Las puertas del ascensor se cerraron, se convirtieron en unas poderosas pinzas que atraparon la camilla donde descansaba Rocío. Sólo estaba fuera del elevador la cabeza de la joven. Por más que tiraba NO conseguía liberarla… El elevador comenzó a moverse, comenzó a subir despreciando la vida de una joven de 25 años que acababa de ser madre por tercera vez.

Todavía hoy, un mes después, seguimos sin entender cómo un ascensor que, teóricamente, había pasado todas las revisiones, pudo atrapar la camilla, comenzar a elevarse, y seccionar el cuerpo de una mujer completamente llena de vida.

En La Noche hemos hablado con su mejor amiga, Merchi Ortega, y con el director general de la Federación Empresarial Española de Ascensores, Francisco González.