¿Cómo es la vida después de la cárcel?
Tras años en un centro penitenciario son muchos los presos que prefieren permanecer en prisión a la libertad
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Esta semana hemos conocido la horrible noticia de que un preso de la cárcel provincial de Huelva se había cortado el cuello ante la negativa de varios funcionarios de dejarle entrar de nuevo en prisión. Le había sido concedida la libertad después de 20 años entre rejas, pero él se vio desamparado y quería volver.
No es el único caso reciente en ese centro penitenciario: otro reo, preso casi ininterrumpidamente desde 1985, trató de suicidarse hace dos semanas por el mismo motivo: se veía incapaz de vivir fuera de la cárcel, a pesar de que ya había cumplido condena.
La recuperación de la libertad y la reinserción en la sociedad no siempre es fácil. Sobre todo para personas que han estado presas durante mucho tiempo. Con ellas trabajan organizaciones como la pastoral penitenciaria de Huelva, Antonio Sánchez, su presidente, nos explica que los voluntarios llegar a tener gran contacto con ellos, se les orienta, les ayudan a comunicarse con sus familas y les facilitan pisos tutelados por Cáritas para los días de permisos, cuando salen de la cárcel y esta se encuentra muy lejos de sus familias.
Nuestra psicóloga, Inmaculada Gortázar Ibáñez de la Cadiniere nos explica que a esta situación en la que los presos no quieren salir de la carcel se le llama “fenómeno de la puerta giratoria”. Son personas que se han acostumbrado a vivir en el centro penintenciario y que consideran que su situación fuera de esta es peor porque tienen problemas fuera, o porque no tienen familia y amigos de manera que la cárcel se vuelve un sitio bastante cómodo para ellos.
Hay casos drásticos como los anteriores en los que estos expresidiarios se quitan la vida, otros optan por reincidir para volver a entrar en prisión. A estas personas a menudo se les da muchas ayudas y facilidades para reinsertarse, pero aún así no quieren salir de su zona de confort, la libertad para ellos supone enfrentarse al mundo real.
Inmaculada explica que es esencial la terapia de preparación para que estas personas puedan abrirse y afrontar sus emociones y así abordar con más éxito su vuelta al exterior. Además los presos cuentan con un incoveniente más para poder reinsertarse, los prejucios de la sociedad que también les perjudica a la hora de contratarlos.