Fontanero desde los 14 años, una pandemia para pensar y miles de euros: el invento para ahorrar agua en el WC

Muchas veces pensamos que todo está inventado. Pero no. Durante la pandemia, las solicitudes de patente aumentaron un 80% respecto a otros años. Salía humo de los creadores españoles, que no dejaban de buscar soluciones sanitarias e higiénicas. Tenemos que decir que los españoles han tenido su parte de gloria en esto de las grandes ideas ¿Sabías, por ejemplo, que la fregona, el chupa-chups, y hasta el submarino son inventos españoles?. Sin embargo, en el ranking de los creadores nos encontramos a la cabeza con los chinos. Ellos sí que le han dado al coco.

La pandemia había agudizado el ingenio de los españoles como José Emilio. Este viernes, en 'La Noche de COPE', nos ha descubierto su aparato para ahorrar agua. Tal y como está este bien en España, es muy necesario. Se coloca en la cisterna y se activa desde el móvil, y sin necesidad de contacto ninguno. No ha sido un camino fácil, sino complicado y lleno de improvisaciones. El cerebro es una máquina que está en funcionamiento casi todo el día. A veces, se nos ocurren soluciones a problemas que nos parecen maravillosos. Y es en ese momento, cuando pensamos que esa idea hay que patentarla.

Eso es lo que hizo este hombre de 42 años que de profesión es lampista. Se ha dedicado desde siempre a hacer trabajos de fontanería y de electricidad. Desde los 14 años, concretamente. Tanto tiempo en obras de edificios, le llevaron a sortear dificultades o contratiempos casi a diario. Muchas de ellas con acierto. Ahora es el creador del WCSensor. "Es un accesorio que se adapta a cualquier váter que normalmente depende de la cantidad que quepa en el depósito sin que haya que vaciarlo por completo; controla el paso de agua hacia la taza", explica.

Una inversión increíble

La idea se le ocurrió a José Emilio "al principio del Covid" y "con el miedo a tocarlo todo". "Ronda los 700.000 euros invertidos", desvela, que se deben a "partners y profesionales externos para que con la unión de todos poder materializar la idea". Ha necesitado "ayuda de familiares" y "todos los créditos que han sido posibles por mi persona". "Esto pasa por muchas etapas, ya va para tres años, y te dan ganas de abandonar, pero al final hay etaps mejores y estamos en la fase del producto terminado y a la venta, se ve todo más claro", asegura.

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"La respuesta es muy buena y eso te da ánimo", relata José Emilio, que le dio la fiebre del inventor: "Es esta que todo el mundo que es inventor cree que su invento lo ve igual todo el mundo, creerse que va a vender muchas unidades de su producto pasado mañana y al final es pasados los años; tenemos un denominador común que es que el inventor cree que todo está hecho y que es mucho más fácil de lo que verdaderamente es".