En 'La Noche'

Cuando el peligro está en lo más minúsculo

El bioquímico José Miguel Mulet explica cuáles son los riesgos de trabajar en un laboratorio con sustancias tóxicas.

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El peligro no solo está en las alturas, o en las grandes velocidades, a veces la exposición al riesgo es mucho menos evidente y se encuentra en lo más minúsculo. Por ejemplo, en productos tóxicos, incluso radioactivos. Que son las herramientas de trabajo de profesionales del mundo de la Ciencia como José Miguel Mulet. Él es doctor en Bioquímica y Biología Molecular, investigador que manipula ese tipo de sustancias tóxicas de riesgo. Es también, por cierto, divulgador de temas que tienen que ver con la biotecnología y la alimentación... de hecho, es autor de libros como 'Medicina sin engaños' y 'Los productos naturales ¡vaya timo!'.

Ha trabajado en investigaciones sobre los genes de las plantas y cómo interaccionan entre ellos “y el material que utilizamos son plantas transgénicas”. “Esto de entrada no es peligroso porque son plantas parecidas a las que te comes todos los días, por el hecho de ser transgénicas no son más peligrosas”, aclara Mulet. Asegura que la única precaución que deben tener “más que nada por temas legales, es que no salgan al medio ambiente porque son organismos que no están autorizados”. “Son semillas de una planta que no es endémica, entonces no podría hibridar con nadie y, lo más probable, es que se muriera”, asegura en una entrevista en 'La Noche de COPE'.

“Una cosa es el material con el que trabajas, pero para hacer una extracción de ADN, de muchas moléculas que te interesan, tienes que usar productos químicos como el fenol, diferentes tipos de alcoholes... muchos de los cuales si son muy peligrosos y tienes que ir con protocolos de seguridad muy establecidos”, explica el bioqímico, que añade: “Lo más peligroso que se suele utilizar es el fenol, que es un producto cancerígeno que solo se puede usar en un espacio reservado”.

“También trabajamos con otro compuesto que se llama bromuro de etidio (que se usa para visualizar el ADN) que es terriblemente cancerígeno y, además de manipularlo con guantes desechables, normalmente hay una parte del laboratorio acotada para trabajar con este compuesto y cuando sales de trabajar con bromuro de etidio, todo el material que has usado no puede salir del laboratorio”, asegura Mulet. El contacto directo con estos compuestos provoca quemaduras en la piel. Y para actuar ante un accidente como la caída de una botella, los laboratorios cuentan con lavaojos y duchas de emergencia, según explica el bioquímico.