Así ha evolucionado la profesión del zapatero en pleno siglo XXI: "Está la cosa complicada"

La reparación de zapatos vive una segunda vida con la moda responsable. ¿Qué opinan los zapateros de toda la vida?

Redacción La Tarde

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Si se te rompe un zapato, si se descose o no está tan lustroso como cuando lo compraste, ¿qué haces? Lo tiras, te compras otros... la forma en que usamos los zapatos ha cambiado mucho en los últimos años. Antes te comprabas unos zapatos y pasabas años usándolos y, si se te rompían, los llevabas al zapatero, remendón y se arreglaban.

Por desgracia, esto ya casi no se hace, porque estamos más acostumbrados al usar y tirar. Pero, todo vuelve y, de hecho, hay marcas de zapatos que están preparados para que no cambies continuamente de zapatos. Y, aunque parezca extraño, aún quedan zapateros remendones, y están viendo como, en estos últimos años, llevamos menos los zapatos a arreglar, ya sea porque "la gente se compra menos zapatos" o porque "no se arreglan todos", ha asegurado Pablo, un zapatero remendón que tiene un pequeño local en el barrio de Chamberí, en Madrid. "Hay zapatos tan malos, tan malos que ni a los zapateros les gusta arreglar" ha comentado.

José Antonio es otro zapatero con 35 años de experiencia, que tiene su local en Logroño, y ha contrastado la declaración de Pablo, "Lo que pasa es que la gente se compra zapatos de muy mala calidad". "Vienen a arreglarlos y se piensan que tenemos un material especial que les vas a arreglar el zapato, pues si vale 20 euros por 3. Y a la señora no le merece la pena", ha añadido.

Lo que más piden los clientes ahora en verano son "las tiras de las sandalias, que se me han despegado, que se me ha soltado esto, que se me ha descosido esto. Como son cosas de tiritas todo el rato, tienes que estar cose ahí, pega allá. A base de 2 euros, 3 euros, 5 euros, pues intentas sacar el día adelante. Pero está la cosa complicada" ha comentado José Antonio. "La gente no es consciente del tiempo que nos cuesta arreglarlos", ha añadido.

Aprender el oficio

Pablo aprendió el oficio de su padre. "Somos mi hermano y yo, que él también trabaja de zapatero, mi padre ya no, porque es muy mayor". Según en palabras de Pablo, en aquella época "o aprendes el oficio o te buscas la vida". Empezó a aprender desde los 14 años y, a los 18 años, salió de su casa "con una zapatería, con el oficio sin terminar de aprender, porque esto son muchos años". "El oficio se termina de aprender cuando ya casi no tienes oficio" ha asegurado.