Así sobreviven 10 puestos de un mercado de Madrid a las presiones de un 'fondo buitre': "Lucho por mi familia"

Los comerciantes que resisten nos cuentan las dificultades que tienen en su día a día para ejercer su oficio. El caso está ya en manos de la Justicia.

Redacción La Tarde

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

No hay nada más triste que entrar en un mercado ahora en los días previos a Navidad y tener una sensacion tan desoladora como la que se vive en el mercado de Torrijos, en Madrid. Todo lo que se encuentran en este mercado en pleno barrio de Salamanca son puestos cerrados con la persiana echada.

El mercado fue rehabilitado hace pocos años, en 2011, por lo que todo está muy limpio y nuevo. Lo único que falla es la falta de vida, de ruido y de consumidores. Actualmente solo quedan 10 puestos abiertos de los 50 que había hace pocos años. Carniceros, fruteros, pescaderos... todo tipo de tenderos han desaparecido.

¿Qué está pasando para que en uno de los barrios más privilegiados de la capital un mercado se encuentre en esta situación? La cuestión es que hay un fondo de inversión que desde hace años se dedica a ir comprando puesto a puesto, pero hay 10 comerciantes que no quieren vender. Consideran que sus negocios son viables, que quieren continuar con ellos y que, además, piensan que mantener los mercados tradicionales es una buena causa. 'La Tarde' ha querido conocer de primera mano a estos comerciantes, especialmente para saber sus razones para resistirse a ceder a las presiones del fondo de inversión.

"La alacena de mamá" es uno de los puestos que aguanta en el mercado de Torrijos. Gema es la propietaria de este negocio en el que ofrecen una gran variedad de encurtidos. Tiene lleno su puesto de carteles con el lema "Salvemos el mercado de Torrijos", que hace su hija de 13 años. Reconoce que hay clientes que incluso vienen en bus al mercado buscando la calidad de los productos y el buen trato del mercado. "A mí me gusta trabajar en esto y es mi forma de ganarme la vida. Lucho por mí y por toda mi familia", afirma emocionada Gema. No concibe que haya gente que quiera "cargarse el medio de vida que tenemos para llevar comida a casa". "Damos un servicio público, y esto no puede desaparecer".

Gema tenía un empleo fijo en una empresa de informática, pero decidió dar un giro en su vida para poder criar a su hija. Así se fue a ayudar a su madre en el negocio familiar, y ya lleva 12 años con su pequeño local en el mercado de Torrijos. Es tal el amor y cariño que tiene a su oficio que Gema no consideraría ninguna oferta por su local en el mercado, ni por muy alta que fuera: "no quiero dinero, yo quiero seguir con mi trabajo".

Pilar Cisneros ha aprovechado también para hablar con una de las clientas habituales de Gema, que lleva más de 20 años haciendo la compra ahí. "Porque me conocen, saben lo que yo quiero, me atienden de maravilla donde voy, no pido más". Son las razones de esta clienta para preferir el mercado tradicional antes que las grandes superficies.

"Lo más duro es venir y a ver qué te vas a encontrar"

La frutería de Fede es otro de los pocos locales que permanecen abiertos. "Es un poco penoso ver cómo está la planta de arriba porque solo quedan 4 comerciantes y están cada uno en una esquina. Los clientes suyos saben que siguen ahí, pero la gente que viene de nuevas se asusta un poco al ver la situacion."

ctv-aun-whatsapp-image-2022-12-20-at-164001

Fede explica que hace dos años llegó una empresa inmobiliaria que empezó a adquirir los puestos porque quería hacerse con todo el centro comercial. Desde que se hicieron con la mayoría de locales, los han ido cerrando y han ido restringiendo los servicios a los que siguen, intentando que cada vez queden menos comercios. Resistir les está costando trabajo, esfuerzo y dinero: "Más que el tema económico, lo más duro es venir cada día a trabajar y a ver qué te vas a encontrar", cuenta Fede. "Cuando no son problemas por goteras o por la iluminación, son burofaxes que te mandan y te dicen que tienes que abandonar tu local en 40 días."

Los comerciantes tienen una adjudicación para llevar a cabo su actividad en el local asignado. Ante ello, la inmobiliaria ha dicho que por mayoría han aprobado que esos derechos de adjudicación ya no existen y, por lo tanto, ya no tienen ningún derecho para proseguir su actividad. Por eso el caso ya está en manos de los abogados de los diferentes comerciantes. Fede apunta, además, que a día de hoy lo que le ofrecen para dejar su puesto " no compensa para nada" y que seguirá defendiendo su puesto de trabajo hasta el final.