La cara oculta de la reducción de jornada laboral: "Es una medida desigual y difícil de implantar"

En 'La Tarde' hemos dado voz a la realidad que vivirían sectores como el campo o la hostelería si acaba rebajándose la jornada laboral por debajo de las 40 horas semanales

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Al principio fue aplaudido por todos, pero reunión tras reunión, las opiniones contrarias a la reducción de la jornada laboral han ido creciendo. Tenemos claro que, si nos hacen trabajar menos por el mismo salario, no nos vamos a quejar, ¿no? Pero no todo es tan de color de rosa. Para los empresarios o dueños de un negocio, la decisión es mucho más compleja, y es que deben tener en cuenta varios aspectos, y en varios de ellos salen perdiendo.

Sin embargo, el gobierno está decidido a seguir hacia adelante con esta medida: reducir la jornada de 40 horas semanales a 38,5 en 2024 y 37,5 en 2025. Es decir, se pasaría de trabajar 8 horas al día a 7 horas y media. Nacho López es uno de los propietarios del restaurante Kasco, en el casco viejo de Bilbao: "Pedimos un poco de flexibiidad porque es imposible quitar una hora a cada trabajador para darle cuatro a otra".

Además de la dificultad para organizar a la plantilla, una de las grandes preocupaciones es el fuerte coste para las empresas. El impacto sobre estas sería de hasta 42.000 millones de euros, de los cuales 11.000 millones estarían vinculados al coste directo de recortar las horas trabajadas manteniendo los salarios. Jesús Lahera es investigador asociado de FEDEA , y nos ha explicado en 'La Tarde' las formas que los negocios podrían hacer frente al cambio: "Se podría o aumentar horas extraordinarias compensadas con descansos, mantener las mismas jornadas pero elevar los días de vacaciones, o apostar por contratos de tiempo parcial para cubrir las horas reducidas".

El campo, otro de los sectores más damnificados

La medida propuesta por Yolanda Díaz no afecta de la misma manera a todos los sectores. El mayor impacto se lo llevaría el comercio, la industria, la hostelería, la sanidad, las actividades administrativas o la agricultura. Justo parándonos en esta última, Miguel Padilla, Secretario General de COAG, ha explicado a Fernando de Haro la dificultad de establecer jornadas fijas: "El campo no tiene nada que ver con el resto de actividades. Hay adversidades climáticas y funcionamos por campaña. No tenemos un horario concreto".

De momento, nada está cerrado definitivamente, ya que sigue sin haber un acuerdo entre el Gobierno y las empresas. Por eso, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo ha decidido llevar propuesta a la patronal a la próxima reunión de la mesa de diálogo social.