"Para mí, lo lógico era robar. En prisión me he dado cuenta de que existe otra vida"
El 24 de septiembre, se celebra el Día de la Merced, patrona de las prisiones. En 'La Tarde' se cuenta cómo es el proceso de reinserción de algunos presos
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Este lunes, 24 de septiembre, se celebra el Día de la Merced, patrona de Barcelona, pero también patrona de las prisiones. Desde 1939 se celebra este día en todas las cárceles de España proporcionando a los reclusos “aquellas alegrías compatibles con el régimen de la prisión”, concediéndoles una visita especial y sirviéndoles una comida especial. Muchas son las personas que trabajan a diario en las labores de reinserción de presos... y muchas son las personas que requieren ayuda y orientación mientras están dentro. Pero también cuando salen, porque la vuelta a vivir en sociedad suele suponer un paso complicado para ellos.
Detrás de cada preso, siempre hay una historia. Cada uno tiene un nombre, una familia, unos padres... Historias que en 'La Tarde' hemos recogido este lunes, como la de Iker Laiceca, de 38 años y actualmente en libertad condicional. “Vas perdiendo todo en la vida, vas viendo cómo se desestructura tu familia, tu pareja, a nivel emocional, sentimental, económico... Vas viendo como todo se evapora. Todo al final se convierte en nada”, explica Iker.
Iker ingresó en la cárcel por delito contra la salud pública en un momento complicado, tras perder a su madre. Cuando entró en prisión tuvo que buscar cualquier tipo de actividad que le mantuviese la mente ocupada. “Dentro hay muchas ayudas, tienes actividades deportivas, cine, idiomas, talleres ocupacionales y dependiendo de donde caigas tienes estudios superiores, eres encargado de algunas zonas, también hay actividades de culto, organizaciones que vienen a ayudarte...”. Esa labor de apoyo la desarrollan distintas instituciones, como cuenta Iker. Cáritas es una de ellas. Y Míriam Carretero es coordinadora del programa de Intervención en Prisión de Cáritas en Salamanca.
Carretero ha contado en 'La Tarde' que lo que hacen con los reclusos es "un pequeño itinerario" y lo primero es "una entrevista para conocernos" y luego van "orientandos las posibilidades de trabajo con ellos". Y, a raíz de ahí, "encauzamos dependiendo de los casos" por lo que cada uno esté en prisión para desarrollar un programa que ayude a la reinserción. "Hay gente que han vivido la prisión como una oportunidad para poder reconducir sus vidas", asegura Carretero.
Una de esas personas que han conocido desde dentro lo que es estar privado de libertad y que luego se ha encontrado con la dificultad de volver a encontrar un trabajo y volver a empezar es Manuel García Morales, que ha estado en prisión "alrededor de 26 años", ha contado en 'La Tarde', donde ha explicado que "desde la primera entrada que tuve en el año 81 no había ninguna clase de ayuda. Antes no existían ONGs", pero "desde que están dentro de prisión, han sido de ayuda para formarse en cosas que antes desconocías". "Para mi lo lógico era robar, no había aprendido nada en la vida. Pero en prisión me he dado cuenta de que existe otra vida".
Manuel, que entró con 17 años en la cárcel por un atraco, cree que el primer paso para la reinserción es "romper con tu pasado para estar tranquilo contigo mismo!, y ahí sí puedes cambiar". Ha sido con Cáritas con que Manuel ha aprendido "un montón de cursos", y "ahora por mediación de ellos estoy trabajando". E insiste en que "romper con tu pasado es crucial". "Tengo la experiencia de haber entrado cuatro o cinco veces" y cuando salía "siempre iba al mismo barrio, con los mismos amigos, no avanzaba nada. Ahora tengo amigos muy diferentes que no tienen nada que ver con los que tenía hace unos cuantos años".
Aunque advierte de que "la reinserción solo la consigue un dos o tres por ciento", porque "la gente en prisión está rebelada" porque está cumpliendo un castigo. Entonces, recomienda a Instituciones Penitenciarias que "te tendrían que enseñar un trabajo, la gente que está en prisión la mayoría no ha conocido un oficio en su vida", y así "es muy difícil la reinserción". Pero da un consejo a quien se quiera reinsertar en la sociedad: "Mi primer mensaje es que se dejen ayudar, que no comentan el error de ser alguien más de lo que son, no adelantan absolutamente nada". "Mi vida ha sido desastrosa y dura, pero ahora tengo mi familia que es la de cáritas". "Chavales intentad creer en vosotros mismos y daros otra oportunidad, que hay una vida mucho más interesante", concluye Manuel.
Carlos Solla es funcionario de prisiones y ha conseguido aunar su trabajo con su pasión, que es el rugby. Carlos ha fundado la Escuela Madiba y ha descubierto que el rugby enseña valores y aporta un aliciente importante a los reclusos de la cárcel de Estremera en Madrid. “Lo primero es la rutina del patio del módulo. Intento que aprendan cosas de rugby, que aprendan valores sobre todo. El Rugby tiene la cualidad que tiene muchos gestos que te orientan a esos valores. Son dos días que están con agujetas, dolor, pero que son dos días que la adrenalina, la ansiedad que tienen dentro del módulo la liberan”, cuenta Solla.
Uno de los reclusos que ha probado con el rugby es Francisco, que cuenta cómo conoció la escuela Madiba de rugby que ha fundado Carlos Solla. “Llegué a la prisión de Estremera en 2013 y entré en el módulo con mi hermano, que somos así fuertes, y a los dos o tres días nos comentaron que había una actividad de rugby y nos llamó la atención porque no es muy habitual. Y sales a hacer un poco el bestia y diciendo me voy desahogar”.
Igual que otros compañeros de módulo, Francisco está deseando que llegue la hora de practicar el rugby. Y no sólo para desahogarse, los presos también terminan aprendiendo otras cosas que les aporta este deporte. “El respeto que hay, porque los partidos son muy duros y hay mucho compañerismo. Aunque lo dejes todo en el campo, después te ríes. Si te ha atropellado otra persona que tu te crees que a lo mejor no es tan fuerte como tú y te placa y lo felicitas por el placaje que te ha hecho”.
La labor de mucha gente es imprescindible para que los reclusos puedan rehacer su vida y vuelvan a ser útiles en la sociedad. En España hay 68.000 personas en prisión y el tiempo medio de estancia es casi el doble que en el resto de Europa (18 meses frente a 9,5) de ahí que tengamos que trabajar todos juntos para conseguir que esa reinserción no sea una quimera, sino algo posible y cada vez más frecuente.