En 'La Tarde'

¿Cómo ayuda la Iglesia a los presos?

Javier Martínez

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Un recluso recibe su primer permiso penitenciario después de varios años en prisión. Fuera, nadie lo espera. Sus padres han muerto, sus pocos amigos están en prisión y el mundo ha cambiado desde la última vez que estuvo en la calle. Tampoco tiene dinero para pagarse un hostal donde pasar la noche. Por suerte, hay un amigo que le puede ayudar. El capellán de la prisión, con el que con el paso de los años ha ido forjando una amistad, le ofrece un lugar en una de las 70 casas de acogida de las que dispone la Pastoral Penitenciaria.

Como ha explicado en 'La Tarde' el director de la Pastoral Penitenciaria, Florencio Roselló, en esas casas de acogida hay sitio para todos los reclusos de permiso sin vinculación familiar, sin importar su procedencia o sus creencias. De hecho, el 40% de las personas a las que acogen son extranjeros y uno de cada cuatro son de confesión musulmana. Y por supuesto, se respeta sus costumbres en épocas como el Ramadán.

"Los capellanes tienen una pasta especial, porque tratan con personas hundidas, con mucha exigencia."

Pero además de esta labor indispensable para los que intentan comenzar su reinserción en la sociedad, la Pastoral Penitenciaria también desarrolla un trabajo fundamental en el interior de las prisiones. "Cada prisión tiene dos o tres capellanes. Además hay 2.000 voluntarios que semanalmente entran a desarrollar programas. Es una presencia seria, comprometida y de calidad.”

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Para poder entrar en ese mundo cerrado, es fundamental tener un compromiso y una vocación fuertes: "tampoco quiero convertir a los capellanes y voluntarios en héroes, pero sí que tienen una pasta especial, porque tratan con personas hundidas, con mucha exigencia. Y el compromiso es indispensable."

A veces, mantener ese compromiso "se hace difícil porque hay personas rotas, abandonadas y con cargo de conciencia por el delito que han cometido." Pero estas personas encuentran en la Pastoral Penitenciaria una asistencia no solo espiritual, también humana, psicológica e incluso jurídica.

"La Iglesia pone mucha ropa, recursos, para gente que no tiene a nadie."

"Es un derecho constitucional la asistencia religiosa en las prisiones igual que en los hospitales. También hay pastores evangélicos, testigos de Jehová, imanes…" Una asistencia que ayuda a muchos reclusos a encontrar un nuevo propósito en la vida. Por eso, la Iglesia se vuelca con estas personas, que necesitan alguien que les dé una oportunidad. "La Iglesia pone mucha ropa, recursos, para gente que no tiene a nadie. Es un compromiso global. La Iglesia encuentra en el hombre y la mujer que está en la cárcel ese rostro que es del mismo Cristo."

Una asistencia que han demandado algunos de los presos más conocidos: "No voy a decir nombres, pero la mayoría de ex consellers presos han participado en actividades de la pastoral penitenciaria." 

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