La foto de Fernando de Haro: "Árboles que esperan que tú y yo les demos palabras..."
La foto del día
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Foto área de un bosque abigarrado en Alemania. Los robles, los castaños, alguna haya, los arces, los fresnos, los tilos, todos han crecido agolpados, luchando por algo de luz, apretándose sin hacer asco una raza de la otra. El bosque mestizo de muchas resinas y de hojas variadas está atravesado por una carretera mojada por la que avanza un coche. En el coche hay alguien con la cara pegada al cristal que no sale de su asombro ante la macedonia de colores. El pájaro vuela, las estrellas brillan, el universo crece y las encinas crecen para que tú y yo las miremos, las pensamos, las sintamos. Si no estuviéramos nosotros nada tendría nombre. En el coche hay alguien con la cara pegada al cristal. Ahora pone sus ojos en un amarillo limpio como el de un limón, como el de un canario, como el de una niña rubia, inocente y franja. Después le sorprende una copa de un color trigueño, con el rubio de un niño crecido que ya es casi un mozo. Y más allá se detiene en una candela roja que se lanza hacia el cielo como una flecha, y en el oro viejo de unas hojas que ya se jubilan, y en el canela de un roble sabio, y en el caramelo que salpica el verde, y en la miel de los chopos, y en la mostaza de los más adelantados. Árboles de otoño, fantasías de una despedida con nostalgia. Arboles de otoño que no saben su nombre que no saben sin andan vestidos o desnudos, que no se saben adornados con galas de melancolía. Arboles que esperan que tú y yo les demos palabras, que tu yo nos escondamos tras ellos y nos tapemos con sus hojas.