La foto de Fernando de Haro: "La bestia que devora la tranquilidad, que reclama su paga..."
La foto del día
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Foto de un concierto improvisado. Una famosa cantante pasa por delante de un piano en un centro comercial. Y se sienta y extiende sus dedos sobre las teclas blancas y negras. Y empieza a cantar y se emociona y cierra las ojos para usar mejor la voz y el sentimiento y abre la boca. La cantante es negra, se recoge el pelo en un moño. De las orejas le cuelgan dos grandes aros dorados. Y la gente que andaba por allí se ha parado a escucharla. Forman un gentío delante de la interprete. Sacan sus móviles y graban lo que está pasando. Grabar con el teléfono algo en estos tiempos es el mayor grado de atención, de reconocimiento, de escucha que se puede esperar. El gentío, advertido y atraído por la copla, desenfunda el celular y registra lo que no volverá a ver. Pero el instante breve como el viaje en metro entre dos estaciones, el instante breve del concierto improvisado ha servido para despertar una bestia dormida entre los pliegues del tejido celular del gentío. La bestia sin nombre, la bestia que nos hace ir de aquí para haya, que no nos permite encontrar ni quietud, ni sosiego se mueve. La bestia que devora la tranquilidad, que reclama su paga, que recuerda la deuda ha salido de su guarida. Todos nacemos con una bestia en las entrañas y el canto la despierta, la bestia gime y recuerda que todavía no ha llegado lo que espera: la visita del vecino, la caricia imposible, el aprobado en el examen, la estima incondicional. La copla agita esa bestia que hace de nosotros pasajeros de andén.