La foto de Fernando de Haro: "Las crines son azabaches soberbios"

La foto de hoy está tomada en la Ciudadela, en el pueblo de Menorca. El protagonista es un caballo negro con un negro de abismo, de fuerza misteriosa, un negro enigmático en su belleza. El caballo ha ido al paso por las casas estrechas del pueblo, casas encaladas con blanco de almidón, casas con contraventanas de azul Mediterráneo. El caballo discreto y airoso, gentil y contenido, ha paseado su sombra por el canal verde que hay debajo del castillo, el caballo ha marchado bajo las palmeras, los olivos y los algarrobos. El animal lleva todavía prendados en las crines los olores a jazmín y a galán de noche. El caballo ha escuchado cómo un mozo hablaba a una moza en el silencio de una noche, ella detrás de la reja y él cabalgando un amor que ya no es trompetero, cuantas veo tantas quiero. Ahora el jaco se apoya en los cuartos traseros y levanta muy altas las rodillas, las patas finas enseñan las cascos macizos. Las crines son azabaches soberbios. El caballista parece que va a caerse del lomo que se alza. Y el corcel, aclamado por los vecinos, brilla con toda su fuerza, una fuerza llena de hermosura, una fuerza domada y educada pero irrefrenable, inevitable, una fuerza incapaz de componendas, de equilibrios, de medidas intermedias.