La foto de Fernando de Haro: "La nadadora se deshace del aire que le quedaba en los pulmones"

La foto de hoy viene de Polonia, de una competición de mujeres que saltan desde un trampolín. La piscina para los saltos tiene el agua turquesa. ¿El turquesa es azul o es verde? El turquesa es añil, es índigo, es azul de Prusia. La luz artificial de la instalación deportiva riela en el liquido y dibuja acuarelas celestes, reflejos trémulos, espejismos de una playa recoleta. Una de las competidoras del certamen está a punto de salir a la superficie. Arquea la espalda, tira hacia atrás de sus piernas y, con los ojos cerrados, levanta la cabeza para salir a flote cuanto antes. De la nariz le salen pompas que se convierten en una gran corona con ampollas. La nadadora se deshace del aire que le quedaba en los pulmones. Está a punto de respirar de nuevo, de aliviarse, de descansar después de haber estado mucho tiempo sin aliento, después de haber tenido la sensación de que se asfixiaba. Se ahogaba la muchacha como se ahoga sin saber por qué quien hace lo de siempre, el trabajo de siempre, el beso de siempre: como se ahoga, también, quien ha estrenado beso, quien ha hecho lo que nunca hace, quien ha hecho cumbre, quien ha batido una marca, o quien ha disfrutado de un gran placer, quien ha sido complacido con generosidad y ve como el contento y la satisfacción se marchan dejándole con la misma fatiga. Levanta, levantamos la cabeza para salir a flote cuanto antes porque todo cansa, porque la puerta y las ventanas siempre acaban cerrándose, porque hay que ventilar.