La foto de Fernando de Haro: "Pero sus plumas siguen incendiando el cielo con un ocaso imposible..."

La foto del día

Fernando De Haro

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Foto de un pájaro, de un pájaro imposible, de un pájaro grande como un ocaso tenaz. Un pájaro de colores que parecen de mentira, colores como quimeras. Un pájaro con plumas que parecen un disfraz: la cabeza y el pecho de un rojo marciano, un rojo apasionado tan rojo que parece mentira, el rojo de una pasión que dura medio siglo. Estos pájaros tan enormes son además muy longevos y son prodigio porque el tiempo no le quita brillo ni intensidad al traje de carnaval que visten desde que son polluelos. El papagayo gigante ha ido de hombro en hombro y de pirata en pirata y ya se ha cansado y se ha quedado a vivir aquí en Gran Canaria en la Casa de Colón en un patio colonial de artesonado mudéjar y piedra negra, de la que escupió el volcán. El loro no habla, solo grita a veces. Y mira con ojos cansados, ojos de quien ha visto muchos naufragios. Al abuelo del abuelo del abuelo de loro con levita colorada y mangas verdes lo trajo el Almirante cuando vino de las américas. Y el abuelo del abuelo del loro entró en la corte de Castilla donde los rojos eran teñidos, y todo el mundo abrió la boca porque el loro hablaba lenguas y hablaba de las maravillas de las indias. Lo de las lenguas se fue perdiendo en la familia. Y el loro de la foto, el loro de la casa de Colón ya solo grita cuando le molestan. Pero sus plumas siguen incendiando el cielo con un ocaso imposible, con un ocaso incendiado que no se apaga nunca.