La foto de Fernando de Haro: "Quedarse dormido es rendirse, abandonarse"
La foto del día de Fernando de Haro.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Foto de un país donde hace mucho calor, un país que parece la India pero con musulmanes, un país donde las vacas parecen marcianas y hay tantos colores como estrellas en el cielo. 50 Grados, 50 grados en una tiendita textil de bazar con suelo alfombrado. El vendedor es un hombre metódico. En primera fila apila camisas para caballero dobladas con precisión de cirujano. Tiene camisas con un verde pálido, con un gris asfalto, con un rojo coral, con azul vaquero, con un morado cofradía. Después de las camisas, en montoncitos delicados la ropa de cama: los sábanas, las colchas, las fundas de las almohadas. De las estanterías cuelgan vestidos de niña con estampados rojo ladrillo, verde botella, azul lago de montaña. El tendero aprovecha muy buen el espacio y recoge la mercancía que sus clientes desordenan. Sus clientes quieren verlo todo, preguntan el precio de todo y luego compran poco o nada. El tendero, después de haber almorzado arroz con verduras al curry, aprovecha que con el calor nadie sale a la calle para echarse una siesta. No puede tumbarse tan largo como es porque no tiene sitio. Pero ha recogido sus piernas enfundadas en unos pantalon rosa palo. Se ha puesto de lado y se ha quedado dormido con una mano bajo la mejilla. Parece que al tendero no le ha costado trabajo conciliar el sueño. Pero no ha sido fácil. No ha sido fácil porque hace mucho calor, no ha sido fácil porque dormirse es entregarse. Quedarse dormido requiere no estar demasiado cansado, no estar demasiado contento, no estar demasiado preocupado. Quedarse dormido es rendirse, abandonarse. Y abandonarse no es fácil.