La foto de Fernando de Haro: "Relatan un cuento que no es ni por asomo invento de un idiota"

La foto del día

Fernando De Haro

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Foto que llega de Filipinas. De Filipinas ya no llega el galeón, ni los mantones de Manila, ni jade, ni porcelanas, ni sándalo. De Filipinas ya no llegan santos niños de Cebú, ni fili-granas de marfil. De Filipinas si llega las foto de un vendedor callejero que tiene mucho calor porque trabaja con camiseta de tirantes y pantalones cortos. El muchacho filipino monta una estrella con luces de colores. La estrella, de plástico, salpicada de piezas amarillas, azules, verdes y rojas, espera que el chico termina de cablearla. Ya tiene a disposición de sus compradores un firmamento plagado de cuerpos celestes de muy variados tamaños. En el universo de candilejas brillan gigantes, medianas y pequeñas estrellas amarillas. Son las más sobrias, rodeadas por una corona, con forma de flor, son las más discretas, las más modestas y y pacientes. Son las estrellas del esplendor cotidiano, las que vencen sin ruido a la noche más negra y más opaca. Pero el muchacho también las tiene con luces violetas, con luces de púrpura, con rojos de pasión encendida. Todas han florecido y fulgen y tiñen de fantasía una calle que estaba a oscuras. Una fantasía que no tiene nombre cierto, que nadie ha planificado. Alegría de candelas rubias, moradas y coloradas para un invierno de descontento que ya se hace muy largo. Lucen sin ruido, sin furia, relatan un cuento que no es ni por asomo invento de un idiota.