La Foto: "No hay nada bonito que acabe en el anonimato"

Escucha La Foto de Fernando de Haro de hoy

Redacción La Tarde

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La foto que hoy me ha llamado la atención es de Ilse Being, una de las grandes artistas de la Leika durante el siglo XX. La imagen en blanco y negro está tomada en la calle de una gran ciudad. A lo lejos una gran torre rasca un cielo blanco. Más cerca, los últimos pisos de un palacio con la fachada muy sucia y las ventanas muy grandes. Y en el centro de la composición el muro trasero de un hotelito que amenaza ruina. El cartel metálico que anunciaba la posada todavía cuelga de la puerta principal ya ilegible. La pared retratada ha perdido el enlucido y ha dejado al descubierto filas de viejos ladrillos, piedras y un concreto muy pobre. En otros tiempos colgaba de ella un gran cartel con el rostro de Greta Garbo. Las letras con el nombre de la actriz con una tipografía de los años 30 todavía están su sitio, Pero del anuncio solo quedan algunos jirones, los hombros, la barbilla y los labios de la sueca. Ni asomo de su nariz larga, de sus cejas dibujadas con pincel y de su mirada distante, entre nostálgica y cínicas. La Garbo es en el muro del hotel que amenaza ruina una ausencia, una imagen que se diluye, una sombra de lo que fue, una compañía perdida. La Garbo fue la alegre frente, la belleza fría, como todas las guapas la flor de una esperanza. Pero ahora lo que queda de ella es como el vapor de una nube, se disipó apenas haberse condensado. Se quedan los ojos viendo la foto, enganchados a lo que fue y a lo que se desea inmortal. Y de lejos se oye a los moralistas hablando de la fugacidad de la vida, la decadencia insuperable, la vanidad de la morena y la rubia. Pero no, no hay nada bonito que acabe en el anonimato, que se convierta en la entrada de un inventario. Si ha sido bonito, lo sigue siendo.