El hospital de Zaragoza que salva la vida a soldados ucranianos: "Mi hija ha visto que ya no tengo piernas"

La Tarde visita el Hospital de Defensa en el que se han tratado a 53 heridos ucranianos, 23 de ellos ingresados

Paco Delgado

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

Pilar Cisneros y el equipo de La Tarde se ha acercado este jueves hasta el Hospital General de la Defensa de Zaragoza, donde desde el 5 de mayo de 2022 han tratado a 53 heridos de guerra ucranianos, 24 están ahora mismos ingresados, como Oleksander Tarashenko, que está en silla de ruedas, sin ninguna de las dos piernas, y en la mano derecha sólo queda el pulgar

“Hoy cuando ha venido a visitarme mi hija con su esposo y mi hija me ha dicho que ya no tengo las piernas lo único que he podido hacer es levantar el dedo, porque con 58 años yo ya sé que seguiré viviendo y que no pasa nada”, emocionaba el combatiente ucraniano en COPE. Pero no ha sido la única historia que hemos escuchado en el programa de soldados que han vuelto heridos del frente.

Boba explicaba a Pilar que “después de una semana ya tenía ganas de volver para seguir viviendo, como un loco, mi familia me apoya”. Alex, por su parte, explica que está en rehabilitación por una heridad de bala que le llega hasta el codo. Sabe que la rehabilitación no puede ser sin dolor, que se tiene que esforzar. Otro joven que también se llama Oleksander, en este caso de 38 años, comenta: “Si hubiera ido sin familia no sé si hubiera aguantado un mes”.

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Oleksander: “Sólo vi una bola de fuego, no recuerdo más”

“Son soldados ucranianos heridos de guerra. Las mutilaciones de sus cuerpos, la cara y los ojos vuelven a mí cada poco tiempo desde que pude conocerlos. Y quiero que te sientas también como si estuvieras a su lado”, relataba Pilar Cisneros emocionada. Oleksander Tarashenko, que está en silla de ruedas, sin ninguna de las dos piernas, y en la mano derecha sólo queda el pulgar relata su historia en La Tarde: “Tuve una lesión por una máquina de misiles que cayeron, sólo España me ha acogido para tratarme, cuando están destruyendo tu país, cuando mueren tus hijas y niñas, tu obligación es alistarte y ayudar”.

Pero, ¿cómo fue aquél fatídico momento? “El 28 de agosto a las 16:30 me puse el chaleco antibalas para salir a hacer mi turno, hasta que cayó un misil. Sólo recuerdo una bola de fuego, la explosión de la trinchera donde vivíamos y ya no recuerdo más, sólo sé que mis compañeros me salvaron. Yo ya tengo 58 años, no tengo barrera psicológica, sólo recuerdo trocitos, cómo me despertaba”. Además, cuenta Aleksander que, en medio del horror de la guerra, ha conseguido echarse novia, una mujer que le ha devuelta la vida en espíritu, y con la que espera reunirse en el momento en el que tengan preparadas sus prótesis.

Alina, la salvadora de los soldados ucranianos

Los heridos llegan a los hospitales donde les pueden atender y, como son tantos, si no hay un familiar o alguien que les señala y dice “este es mi familiar” o “este es mi herido, cuidenle por favor”, es díficil que les traten sencillamente por falta de médicos.

Alina, salió de Ucrania en 2015 durante la guerra del Donbás, allí era responsable de un banco, habla 5 idiomas y en Zaragoza fundó una asociación para ayudar a compatriotar. Reconoce que la mañana del 245 de febrero de 2022 entró en shock: “Las primeras dos semanas no comí nada, sólo bebía café tamaño L y, hasta que nos e mandaron los primeros camiones de ayuda, no empecé a calmarme un poco. El director del hospital me llamó y me dijo que era un secreto pero que el jueves tenían que ir a buscar a los primeros heridos ucranianos, que algunos le faltaban piernas, otros brazos... Al principio estaba muy nerviosa pero, en cuanto empezaron a llegar, desde los primeros días, llegaba a mi casa muy animada”, concluye.