Las graves secuelas que dejan los vientres de alquiler en las madres: "No he vuelto a ver, ni oír nada de él"
Fernando de Haro, y Alicia Millares, miembro fundador de la plataforma 'No somos vasijas', analizan esta práctica para concienciar a la sociedad de la gravedad de sus consecuencias
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En los últimos días no se habla de otra cosa, de la bebé que Ana Obregón ha recogido en EEUU después de haber firmado un contrato de vientre de alquiler. En 'La Tarde' se ha querido poner el foco en aquellas madres que conviven durante 9 meses con una criatura en su vientre, y nada más nacer no vuelven a saber nada del bebé.
En esta sección se ha dado a conocer varios relatos de mujeres que han pasado por esta situación. El primero de ellos, es el caso de Tania en EEUU, que después de tener 2 hijas pensó que los ingresos de dar un bebé le vendrían bien: “Nació, el primer día bien y a la mañana siguiente recuerdo en el hospital sentir que no entendía lo que estaba pasando. Veía cómo las enfermeras enseñaban al padre como bañarla, y me di cuenta de que no estaría allí para hacerlo. Y no me sentía nada bien. Estaba pensando que tenía dos hijas y cuando nació la segunda fue lo mejor que le pasó a su hermana. Sentía cómo que era la mejor cosa del mundo para ella. ¿Cómo se me pudo ocurrir dar un bebé y estar tan tranquila?”
También han dado a conocer la historia de Heather, una mujer que tuvo varios embarazos complicados siendo madre de alquiler, y una vez daba a luz no podía olvidarlo: “Estaban listos para salir de la habitación y pedí por favor si podía verlo. Cogió al bebé, lo sostuvo y salté de la cama para intentar verlo y eso fue todo. Salió y no he vuelto a ver, ni oír nada de él. Me acuerdo de él cada día”.
Un debate necesario
Fernando de Haro, ha charlado con Alicia Millares, miembro fundador de la plataforma 'No somos vasijas', para conocer bien este tipo de situación y poder concienciar a la sociedad de las consecuencias de esta práctica: “En 2015 decidimos salir adelante con esta plataforma para crear el debate público que era necesario alrededor de los vientres de alquiler en nuestro país. Era necesario que la sociedad tomara conciencia de cuáles son las consecuencias de legislar de una forma favorable a esta práctica. En ese momento hicimos aflorar un debate que las personas que estaban a favor de que se regulara esta práctica no querían en absoluto”.
No se puede mercantilizar un nacimiento
Hay que trabajar de forma conjunta para acabar con esta práctica, aún existen muchas legislaciones que deben cambiar por el bien de las mujeres: “El altruismo es un eufemismo, recuerdo que no existe la gestación subrogada altruista. Todas las legislaciones, incluso aquellas que dicen ser altruistas hay una compensación económica. Además, lo afirman de forma explícita en sus legislaciones. También recuerdo que la última ley sobre alquiler de vientres habla de gestación solidaria. Son grandes palabras que generan adhesión, altruismo y solidaridad, pero en el fondo están utilizadas adrede para esconder la realidad de las consecuencias de un contrato abusivo”.
La firma de un contrato de este tipo equivale a renunciar a la libertad personal a cambio de dinero: “La mujer que firma este tipo de contrato ha perdido toda libertad de decisión sobre sus embarazo, sobre su parto, y sobre todas las visitas médicas, porque entran en la injerencia de la vida de esa mujer la parte contratante”.
El cambio hacia una legislación internacional
Para acabar con esta práctica se debe hacer de forma conjunta, todos los países deben implicarse y deben de adaptarse muchas legislaciones. Algunos países más que otros: “No llegan a 20 países los que tienen una legislación favorable a la práctica del alquiler de vientres. Seis de estos países supuestamente abogan por una subrogación altruista que tiene compensaciones económicas, y los otros cinco son comerciales. Se debe ir hacia una legislación internacional de prohibición de una práctica que explota reproductivamente a las mujeres, y cosifica a las mujeres. Les convierte en objeto de transacción mercantil”.
Este tipo de práctica es considerada como explotación reproductiva, la mayoría de estas mujeres se someten a procedimientos deshumanizadores. Estas mujeres son sometidas a terapias absolutas de conversión para que disocien realmente su cuerpo del feto que están albergando para que no se genere ningún tipo de vínculo. Es importante conocer las consecuencias de esta práctica, para concienciar y así poder cambiar las leyes.