Los jóvenes agricultores, o “agromillenials”: “A veces nos miran como si fuéramos bichos raros"

En La Tarde hemos podido conocer el testimonio de tres trabajadores del campo de menos de 35 años, un grupo que supone solo el 3% de los agricultores y ganaderos de nuestro país

Redacción La Tarde

Publicado el - Actualizado

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La agricultura y la ganadería, un sector clave para la economía española, tiene un grave problema en cuanto al relevo generacional. 6 de cada 10 agricultores y ganaderos de nuestro país están a punto de jubilarse, y se necesitan al menos 200.000 trabajadores para cubrir estos puestos. A día de hoy unos 27.000 tiene menos de 35 años, lo que supone tan solo el 3% de todos los trabajadores del campo actualmente.

Debido a las dificultades que está acarreando este sector en los últimos años, no parece que sea un empleo muy atractivo para los jóvenes. Sin embargo, hay muchos que resisten en el medio rural, ya sea por vocación o por seguir el legado familiar. Son los conocidos como “agromillenials”, jóvenes que han apostado por la agricultura o la ganadería a pesar de que pueda ser un oficio muy duro y exigente en muchos aspectos.

Es el caso de Ana Díaz, ganadera de 35 años en Alcántara (Cáceres), que regenta una finca con 70 vacas y 200 ovejas y ha contado en ‘La Tarde’ que, a pesar de haberse criado desde pequeña rodeada de animales, no siempre ha sido un oficio fácil o que le haya dado alegrías: “empezó bien hace 10 años, pero llevamos 5 bastante mal. Nos han subido los piensos, el gasoil…” Sobre las quejas continuas del sector, la ganadera apunta que “la sociedad nos mira como si fuéramos bichos raros, nos tratan como si hiciéramos algo mal y creo que es un trabajo digno como otro cualquiera.” “No valoran el trabajo que realizamos, que es los 365 días del año, no hay vacaciones ni días de fiesta”, indica Díaz.

La agricultora Eva Marín, de 32 años, comparte la misma opinión en cuanto a las dificultades que está sufriendo el sector: “Desde 2019, que atravesamos una sequía importante, a partir de ahí todo fue cuesta abajo. A raíz de la pandemia, y con la crisis que vivimos actualmente, este año está siendo catastrófico”. Eva, que también es Presidenta de la Asociación de Jóvenes Agricultores de España, lleva adelante una finca con cultivos de cereal y olivos en Villanueva de Bogas (Toledo) y comenta que cada vez se les hace más complicado trabajar: “Todos los días ponemos dinero para poder aguantar.”

También coincide con sus compañeras de sector Sergio Ruiz, que desde los 18 años lleva trabajando en cultivos de hortalizas en El Ejido (Almería). “Cada año ha ido algo a peor, cada vez tenemos más competencia de otros países, más gastos y más dificultades para sacar beneficio de los cultivos”, argumenta el agricultor de 35 años.

¿Qué piden los jóvenes agricultores?

Ante este panorama tan poco alentador, los jóvenes ponen sobre la mesa lo que necesitarían para conseguir mejorar la situación actual del campo. “Que nos ayuden y que miren más por nosotros, por la agricultura”, comenta Sergio, que destaca que ahora mismo están vendiendo sus cosechas a precio de coste o incluso por debajo.

“Nos están pagando por debajo de los precios de producción y tenemos unos costes insoportables. Necesitamos una rebaja fiscal”, comparte Eva. La agricultora opina, además, que la difícil situación se agrava más en el caso de los jóvenes: “Estamos metidos en planes de inversión y planes de mejora para nuestras explotaciones, si no fuera porque tenemos una familia que nos apoya económicamente, no seríamos capaces de sacar nuestras explotaciones adelante.”

Un trabajo que no cambiarían por nada

Con este escenario resulta bastante difícil convencer a más jóvenes para que elijan el camino de la agricultura o la ganadería, pero para estos jóvenes se trata de una vida incomparable. “Ningún día es igual”, declara Ana. “Los animales nos dan una sorpresa todos los días y eso nos transmite la ilusión de seguir ahí”.

Por su parte, Eva reconoce que nunca pensaba que se iba a dedicar a esto, ya que estudió Publicidad y Relaciones Públicas, pero a día de hoy no volvería a Madrid. “Estar al aire libre no tiene precio”. De su trabajo destaca que “no es para nada rutinario” y que cada día es una aventura.

“El proceso de criar una planta, que no le falte de nada, y sacar la mejor hortaliza que puedas sacar”, es lo que a Sergio le gusta más de su trabajo. Y eso es lo que les empuja día a día, a pesar de todas las complicaciones que viven, a seguir en el campo y llevar adelante sus explotaciones.

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