Los porteros de edificio, cada día más cerca de desaparecer: "Siento que voy a ser de los últimos"

Pedro Gallego lleva siendo portero 33 años y ha asegurado en 'La Tarde' que en el global sale más barato que tener revisiones y mantenimientos mensuales

Redacción La Tarde

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Pedro Gallego lleva siendo portero 33 años. Actualmente, trabaja en un edificio del barrio de Chamberí, en Madrid. Él siente que va a ser uno de los últimos porteros, reside en el propio edificio en el que trabaja junto a su mujer y uno de sus hijos. Su jornada laboral comienza a las 8, "lo primero que hago es un rastreo de pisos para ver que todo esté bien y que nadie haya forzado las puertas", ha asegurado en 'La Tarde'. Su segunda labor, tal y como ha relatado, es la de revisión de calderas y el control del cuadro de mandos. Seguidamente, y para concluir su jornada, recoge el cubo de la basura y limpia el portal.

Ante la pregunta de la copresentadora del programa de si es un lujo tener un portero a día de hoy, él ha respondido: "Para nada, en un global esto es más barato que tener pequeños mantenimientos y revisiones mensuales, la gente está equivocada". Ha confirmado que tiene unos vecinos fenomenales y que muchos de ellos están con él desde el inicio: "Somos una familia". Ha afirmado que desempeña más allá de sus funciones: "Me dejan a sus hijos, me piden opinión de reformas e incluso con el trabajo". Además, ha asegurado que el momento más duro que ha pasado fue la pandemia: "Yo podía trabajar e iba a hacer recados a mis vecinos" ha certificado que recibía tres o cuatro llamadas al día de hijos de ancianos residentes en él edifico".

Sobre el famoso mito de que los porteros son cotillas, él ha respondido: "Me sé la vida de todos, incluso el sonido de las puertas de cada casa", pero también ha confirmado que "nunca se me ha ocurrido hablarle a un vecino de otro, siempre que un vecino viene a quejarse, le pido discreción". Con tristeza, ha reiterado que esta profesión desaparecerá en un futuro, le apena esa idea, ya que su hijo Mario también es portero: "Vive en el portal de al lado, antes no trabajaba de esto, pero lo lleva en la sangre".

La periodista se dirige al bloque adyacente para hablar con Mario, ha corroborado que le encanta su trabajo y que se ha criado en una portería: "Mi padre me ha aconsejado mucho, sobre todo con la discreción, lo que pasa aquí no puede salir por la puerta". Además, ha constatado que los vecinos buscaban a alguien joven y trabajador, que conoce los nombres de todos los vecinos, está encantado con su oficio y le encantaría acabar con ese trabajo, pero no puede asegurarlo.