"No sabemos donde está, pero no perdemos la esperanza": la agonía de Nerea, que no consigue contactar con su padre desde el martes
Son 300.000 personas las que siguen incomunicadas por la falta de suministros y de cobertura móvil
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El paso de la DANA por España ha tenido y está teniendo consecuencias desoladoras. Aunque es cierto que en años anteriores y en las mismas fechas suelen producirse estos fenómenos meteorológicos con los cambios de temperaturas, la mayoría de la gente, especialmente los afectados, afirman que nunca habían visto nada igual.
Las previsiones fueron correctas, como han dicho los meteorólogos, pero la cantidad de agua fue desmesurada. Además, el problema fue que los vientos empujaron a la DANA hacia el interior, por lo que en lugar de descargar más cerca de la costa, lo hizo en la montaña. Esto provocó que en muchos lugares en los que no estaba lloviendo en ese momento demasiado, bajase la tromba de agua que venía de más arriba y que arrastraba todo a su paso.
Aunque los destrozos son evidentes y cuantiosos, la mayor preocupación siempre son las vidas humanas. La cifra de fallecidos no deja de subir, pero lo que más preocupa es la gente que está desaparecida, ya que se trata de 2 días o 48 horas el tiempo que se lleva sin saber acerca de ellos. Además, las dificultades para moverse con cortes y cierres de vías de comunicación, o la falta de electricidad y agua potable, y también la imposibilidad de conectarse incluso por el móvil, aumentan la dificultad de encontrarlos.
El caso de Nerea
Ella no sabe nada de su padre, José, desde el mediodía del martes. La última noticia que sabe es que tenía que irse a trabajar con su camión para llevar una mercancía de un vivero hacia Madrid. Cuando llamó al vivero para preguntar, contestó que le habían llamado para que, por prudencia, no fuese a recoger la mercancía. Él, que no llegó al vivero, porque desde allí lo confirmaron, “debió abandonar su camión en un lugar seguro y bajarse para refugiarse”, confirma Nerea.
Al día siguiente a la catástrofe, al amanecer, el camión estaba en el mismo lugar y en perfecto estado, por lo que Nerea piensa que su padre estará en alguno de los lugares en los que pudo haberse refugiado, pero que no tiene manera de comunicarse con ellos porque en la mayoría de los pueblos devastados no hay luz, ni agua potable ni cobertura móvil.
Las comunicaciones
Actualmente son hasta 300.000 personas las que todavía se encuentran incomunicadas, que no es lo mismo que desaparecidos. Nerea es consciente de ello y no pierde la calma. Además, tiene en cuenta que si el camión de su padre estaba en perfectas condiciones, él también lo estará, lo único que sin posibilidad de comunicarse por múltiples causas, como la cobertura o la imposibilidad de cargar el móvil que puede haberse quedado sin batería, ya que no hay suministro eléctrico.
José, de 64 años y camionero a punto de jubilarse. Su camión se quedó en el Barranco de Benimodo, a la salida del pueblo de Alcudia.
Aun así, las labores de rescate continúan sin descanso por parte de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, que confirman que todavía son muchos los desaparecidos que pueden estar en cualquier sitios. Muchos coches fueron a la deriva y no se sabe si hay ocupantes dentro.