Se mudan inesperadamente de Madrid a un pueblo de Palencia por las condiciones que les ofrece: ahorrando miles de euros
Oportunidades laborales, académicas y unos vecinos que no te dejarán indiferente
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En España ya somos casi 49 millones de habitantes los que poblamos gran parte de la Península Ibérica, las Islas, Ceuta y Melilla. El problema es como está repartida la población, que se concentra en su mayoría en las áreas de costa, la capital, Madrid, y las Islas. Esto hace que el resto de la superficie, que es la más grande, sea la que menos población acumula, con la decadencia que supone para las pequeñas ciudades y, especialmente, los pueblos.
Para hacernos a la idea, en nuestro país, son casi 38 millones de habitantes los que viven en lugares de costa, las Islas y la Comunidad de Madrid, mientras que son solo 11 millones los que viven en el el interior: Aragón, Navarra, La Rioja, Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, que tienen una extensión mucho mayor y muchos más núcleos de población.
Por hacer una comparación concreta, mientras Castilla y León tiene una población de algo más de dos millones y medio de habitantes repartida a lo largo de 94.222 kilómetros cuadrados, 9 provincias y 2.248 municipios, lo que da una densidad de población de 27,14 habitantes por kilómetro cuadrado; en el caso de la Comunidad Valenciana, con una extensión de aproximadamente 3 veces menos (23.255 kilómetros cuadrados), solo tres provincias y 542 municipios, tiene el doble de población (5.029.601), lo que da una densidad de población de 216,28 habitantes por kilómetro cuadrado.
Esta situación de despoblación lleva muchos años alertando de la mala situación en España, de, especialmente, los pueblos más pequeños y más lejanos a núcleos grandes de población.
Palencia, la gran olvidada
Esta provincia es una de las muchas que hay en España que tienen como capital una ciudad pequeña, que tiene una extensión media – grande, y que se compone de muchos núcleos de población pequeños. A la sombra de Burgos y León, Valladolid como ciudad grande y la costa de Cantabria, son muchos los viajeros y turistas que utilizan estas provincia de paso, pero nunca paran.
Ejemplo de esto es José Luis, que junto a su mujer y sus hijos se mudaron desde la capital de España a vivir al pequeño pueblo palentino de La Serna, un municipio que aunque llegó a tener una población de hasta 400 habitantes, ahora tiene solo 100. Su nombre, La Serna, proviene de senara, que significa siembra, ya que su actividad se basaba en el campo.
Pero este pueblo solo es uno más de los 3500 que tenemos en España en riesgo de despoblación, y que conlleva un muy inferior número de servicios, como el ocio, los transportes o las oportunidades laborales. Aunque este en ningún momento ha sido impedimento para que José Luis, su mujer Lucía y sus hijos Héctor y Hugo.
Trabajar y estudiar en un pueblo
Esta familia lleva en el pueblo ya 3 años y desde que llegaron sabían que querían quedarse. José Luis antes era vigilante de seguridad en Madrid, y ahora trabaja en una granja de ovejas del pueblo. Su mujer, Lucía, continúa trabajando en la misma empresa en la que lo hacía en la capital, una empresa de ciberseguridad en la que teletrabaja desde el pueblo. Y los niños van los dos al cole en el cercano municipio de Carrión de los Condes, a 10 kilómetros, donde les acerca todos los días el autobús escolar.
Llegaron al pueblo de la mano del proyecto Arraigo, que es una iniciativa que tiene como objetivo el de repoblar la España vaciada. Probaron a vivir una semana, aunque desde el primero momento sabían que querían quedarse. Se compraron una casa por menos de 50.000 euros, algo por o que en Madrid no se puede comprar ni una plaza de garaje, y allí se instauró aquel matrimonio joven en el que José Luis tenía 32 años, y Lucía, 30.
En el pueblo tuvieron a los niños, y además hay otros dos niños entre el vecindario, que también se compone de un grupo de adultos jóvenes. Se integraron muy bien en La Serna, que afirman que fue un pueblo que siempre les acogió y que sus vecinos le han aportado mucho. Además, hasta el hermano de José Luis se ha comprado otra casa y se ha ido a vivir al pueblo.
Los niños en los pueblos son sinónimo de futuro, que son lugares en los que hay mucho trabajo y que tienen mucho de lo que aprender.