El secreto de Remedios para cambiar toda la educación de un barrio de Sevilla: "Llegué y me fui llorando"

Cuando escogió el colegio público Andalucía, todo el mundo le dijo que cómo había elegido ese centro. Desconocía el motivo hasta que se dio un baño de realidad

David Nieto Cortés

Publicado el

3 min lectura

      
      
             
      

En un bario del sur de Sevilla, en el colegio público Andalucía, Reme se ha jubilado después de 23 años dando clase. Pero hoy, todavía recuerda como fueron sus inicios como maestra allí.

Ella no lo entendía hasta que llegó al polígono sur y la pobreza, la baja escolarización, la exclusión social o la vivienda le dieron un baño de realidad. Esta maestra, Reme, recuerda pasar sus primeros días llorando y queriendo irse de allí con la situación que estaba viendo, un ambiente hostil. Pero después de 23 años, allí sigue Reme.

Javi Nieves nos trae con Reme la historia bonita del día.

Y es que ha sido precisamente la situación y la gente que vio en sus primeros días en el centro la que al final hizo que la maestra Reme se quedase hasta ahora, que se ha jubilado.

Reme, o como allí la apodan, Mamá Reme, ha dado clase en 23 años a padres e hijos, son varias generaciones las que en todos esos años han pasado por sus clases. Algo que al principio era difícil y casi imposible, acabó siendo parte de su vida.

Jubilada, afirma que está muy bien, pero “echando de menos al colegio, al alumnado y mi familia”, dice Reme, pero como va a seguir yendo a colaborar con la tarea educativa y de la comodidad, se siente reconfortada.

      
      
             
      

¿De dónde viene Mamá Reme?

Ella, cuando recogía a los alumnos en la puerta del cole, las madres les decían “pórtate bien sumama”, algo que acabó calando en Reme, hasta que acabó siendo Mamá-Reme. Además, a Reme le gustó el apelativo cariñoso, ya que trataba a sus alumnos como si fueran sus hijos.

Alumnos en un aula

Ella recuerda en La Tarde de COPE cómo sus primeros días allí no le causaron buena impresión porque las noticias que solían salir de ese barrio no eran precisamente buenas, algo que luego ella comprobó que no era así, ya que aunque se carezca de recursos, se puede ser buena persona, como así se lo han demostraron sus alumnos, con quienes sigue teniendo trato a día de hoy.

“Llegué llorando y me fui llorando”, primero por la impresión previa que tenía, y luego por la familia que empezó a descubrir en el centro.

      
      
             
      

Recuperar la autoestima, lo que necesitaban esos niños

Las condiciones no ayudan, pero ayudándoles a creer en ellos mismos, algo en lo que ella insistió mucho, se consigue. “Yo sabía que esos chicos eran capaces de llegar lo más lejos”, afirma la maestra. Ella siempre dio por ellos todo lo que pudo en la educación, tenía voluntad de transformar el centro, sus alumnos e incluso el barrio, que ella califica de alegre.

En el año 2006 el colegio se constituye como comunidad de aprendizaje, algo que hace que el centro se abra a las familias para integrarlas en la vida de la educación de sus hijos.

Tania, 6 hijos al colegio de Reme

Esta madre de familia numerosa escucha a Reme en COPE y recuerda lo buena persona y profesora que es. Además, Tania es una de las madres que más se ha implicado con Reme y con el centro, algo que su hija Chari, también recuerda.

Dos de sus hijos aun continúan en el cole, pero una de las mayores, Chari, dice que gracias a Reme está llegando donde está, alguien que siempre la ha apoyado. Aun así, con Reme presente también en el programa, la hija de Tania ha afirmado que ha sido castigada sólo en unas pocas ocasiones por su Mamá-Reme.

Europa Press

CEIP Andalucía

Chari ahora tiene ya 16 años y está estudiando estética. Reme siempre le dijo que estudiase lo que le gustara y que ella apoyaría la decisión, y eso es lo que está haciendo. Además, Reme dice que le dieron el curso de Chari (además de alumna, delegada), tercero de primaria, diciéndole que era un curso especial y diverso, y ella lo considera como un curso que fue fabuloso.

En definitiva, Reme es un ejemplo de que con amor, vocación, disciplina y paciencia, entre otros factores, se pueden cambiar vidas.