El ayuno es algo muy serio. En muchas partes del planeta es una expresión religiosa. En ocasiones, se ha utilizado como forma de lucha pacífica contra las injusticias. No hay más que recordar los ayunos de Ghandi. Torra está en ayuno en la abadía de Montserrat, pero las horas que va a estar sin comer están profanadas por sus declaraciones en favor de la violencia. ¿Se acuerdan de cuando el indepentismo se definía como un movimiento pacífico protagonizado por niños y gente normal que cantaba y portaba flores?
Proponer la via eslovena es apostar por la violencia. Eslovenia accedió a la independencia tras una guerra de diez días en la que murieron 60 personas. Fue el comienzo de un conflicto sangriento en los Balcanes. Una de las incomprensibles guerras de los últimos años. La vía eslovena no puede servir de referente ni por razones políticas (estamos hablando de la descomposición de la ex Yugoslavía) ni por el recurso a la violencia.
La llamada a la vía eslovena se produce después de que Torra haya descalificado a su policía, que frenó a los radicales y violentos que garantizaron el derecho de manifestción de los partidarios de la Constitución. ¿Y el Gobierno de Sánchez qué dice? La vicepresidenta asegura que todo lo que corre tendrá consencuencias. Pero lo dice con la boca pequeña porque enseguida añade que nada de 155 y que fue muy lejos, pero solo en el terreno especulativo. ¿Cómo va a hacer algo el gobierno de Sánchez si hace unos días el mismo Ejecutivo pedía a Torra que apoyara los Presupuestos?
Esta retórica de Torra seguramente se puede explicar por el enfrentamiento que se vive dentro del independentismo y por mantener viva la confrontación ante el inicio del juicio por el intento de secesión. Torra es del partido de los fugados y ERC va a la cabeza en las encuesta. Es difícil imaginar un ejercicio más irresponsable de la palabra.